La batalla concluyó con victoria decisiva del Cid, que hizo prisioneros a un importante número de magnates.
Las operaciones se iniciaron en 1083, tras varias escaramuzas en la frontera norte del reino islámico de Zaragoza y el sur de Aragón entre el Cid y Sancho Ramírez, cuando el rey taifa Al-Mutamán encargó al Cid amenazar Morella mediante la reconstrucción o restauración de una fortaleza situada unos veinte kilómetros al norte de la Morella, en un lugar llamado en árabe Hisn al-Uqab ('castillo del águila'), en las fuentes cristianas convertido en «Alolala», que se ha identificado habitualmente con el castillo de Olocau y recientemente con Pobleta de Alcolea.
En todo caso, el 14 de agosto se iniciaron las hostilidades, y la batalla fue bastante reñida hasta que, finalmente, al-Mundir y Sancho Ramírez se vieron obligados a huir, tras lo cual el ejército zaragozano de Rodrigo los persiguió con energía.
La desbandada debió ser catastrófica, así como la derrota, a juzgar por la calidad y la cantidad de prisioneros capturados, entre los que figuraban importantes nobles de Aragón, Pamplona, Portugal, Castilla y Galicia.
Muchos caballeros cristianos, posiblemente buscando fortuna tras ser desterrados, engrosaban las filas del ejército aragonés o leridano.