Toma de Lisboa (1147)

La caída de Edesa en 1144 animó al papa Eugenio III a convocar la cruzada en la península ibérica.

Allí decidieron entrevistarse con el rey Alfonso I de Portugal.

Los cruzados decidieron ayudar en el ataque a Lisboa en un acuerdo por el cual se le ofreció a los cruzados el saqueo de la ciudad de mercancías y dinero previsto en un principio para el intercambio de presos.

[1]​ La mayoría de los cruzados se asentaron en la recién tomada ciudad.

Lisboa se convertiría en la capital del Reino de Portugal en 1255.