[1] Estos movimientos migratorios tuvieron lugar durante la Antigüedad tardía y en algunos casos (por ejemplo, la invasión mongola de Europa) se repitieron en la Edad Media.
En el caso concreto descrito por Jordanes, está comprobado que no solo los godos, sino toda una serie de pueblos germánicos participaron en esa migración.
[18] La arqueología no da una respuesta obvia sobre sus orígenes, ya que la correspondencia entre una cultura material (objetos, prácticas funerarias) y una identidad étnica está lejos de ser sistemática.
Esta integración de los pueblos germánicos, sin embargo, siguió siendo más difícil debido a las oposiciones doctrinales que dividían al mundo cristiano.
Los tervingios o «godos del Oeste» se dirigieron primero a la península de los Balcanes para establecerse en Transilvania, donde entraron en contacto directo con los romanos, provocando muchos enfrentamientos indecisos.
Los combates violentos con los ejércitos persas monopolizaron a las fuerzas romanas, lo que permitió el éxito de las invasiones germánicas del siglo III.
Posteriormente, los hérulos se enfrentarían a los ostrogodos, saliendo estos últimos victoriosos, y haciéndose con el control de toda la península itálica.
A cambio, debían servir como federados pero comandados por sus propios líderes que permanecerían bajo la jurisdicción de los oficiales superiores del ejército romano.
14] Las fuentes indican claramente la devastación perpetrada durante esa invasión sin que las pocas tropas romanas estacionadas en el Rin pudieran oponerse realmente a ella.
3] Proclamado emperador por sus tropas en 407, Constantino III logró concluir acuerdos con ciertas tribus germánicas de la Galia, calmando así los disturbios allí mientras aumentaba sus propias fuerzas.
En este punto, los vándalos se distinguieron de otros pueblos germánicos, tal como lo harán en el trato reservado a las poblaciones autóctonas locales.
5][75] Las escasas fuentes, sin embargo, mencionan en varias ocasiones a tropas de hunos que llegaban en apoyo del ejército romano.
7] Los romanos y sus aliados, si no bien pudieron derrotar definitivamente a los hunos, les inflingieron grandes pérdidas, destruyendo así el mito de su invencibilidad.
También su muerte y la de Valentiniano III fueron interpretadas por muchos federados como una oportunidad para incrementar su poder a expensas del imperio.
Aunque ningún generalísimo germano tomó para sí mismo la púrpura, circunstancia imposible tanto por su origen y su pertenencia a la herejía arriana, esos líderes no dejaron de tener desde el final del siglo IV una influencia considerable.
En mayo de 455, una flota vándala que, el año anterior ya había amenazado a Sicilia, apareció en la desembocadura del Tíber.
Se dice que un líder bretón (o británico) desconocido de nombre Riothamus habría apoyado a los romanos en su guerra defensiva, pero fracasó contra los visigodos.
Julio Nepote, sobrino del conde Marcelino asesinado en Sicilia en 468 donde lo había sucedido, en 474 fue nombradopor el emperador oriental Zenón (r. 474-491) como César (r. 474-475) con la misión de derrocar a Glicerio.
Por otro lado, en Constantinopla, los emperadores utilizaron abiertamente ese «fin del Imperio romano de Occidente» para establecer mejor sus propias reclamaciones sobre esos territorios.
En 487, surgió un nuevo enfrentamiento que Zenón resolvió diplomáticamente: envió a el Amalo para acabar con la soberanía de Odoacro sobre Italia.
Teodorico entonces se involucró en una rápida pero sangrienta purga destinada a asegurar el control de los godos sobre Italia.[Wo.
Por un lado, los vándalos, tras haber tomado Cartago en 439, contaban con una importante flota que les permitía controlar gran parte del Mediterráneo occidental y aventurarse hasta Grecia.
Entonces el reino vándalo se colocó debajo bajo la jurisdicción imperial y así permaneció hasta su conquista por los árabes a mediados del siglo VII.[Ca.
[124] Pagano en su juventud, Clovis se convirtió al cristianismo en un momento no especificado que probablemente fue hacia el final de su reinado.
Desde la década de 1960, una controversia persiste entre los especialistas en cuanto al papel desempeñado por las tribus germánicas establecidas en Gran Bretaña a finales del siglo IV.
[133] Este tipo de epopeya también está muy extendida entre los godos y los lombardos, mientras que pocos hechos históricos concretos sobre Britania se han conservado.
Sin embargo, se puede dar por sentado que detuvo la invasión sajona y permitió la recuperación de territorios previamente perdidos por los britones.
El segundo período se sitúa entre 520 y 540 cuando ocuparon la antigua provincia romana de Panonia al sur del Danubio.[Pa.
Durante mucho tiempo, las instituciones de la Roma tardía sobrevivieron, al menos hasta que ya no se encontró el personal capacitado necesario para mantenerlas.
En algunas zonas, como Bretaña y parte de la región del Danubio, lo que se consideraba una antigua cultura urbana desapareció casi por completo.