Los sajones (en latín, Saxones) fueron una confederación de antiguas tribus germánicas vinculados en el plano etnolingüístico a la rama occidental.
Se cree que sus orígenes estuvieron en la costa alemana sobre el Mar del Norte o cerca de allí, donde aparecieron posteriormente, en épocas Carolingias.
El Oxford English Dictionary (OED) da 1771 como fecha del primer uso escrito de la palabra en inglés.
El nombre en gaélico de Inglaterra es Sasann (grafía antigua: Sasunn, genitivo: Sasainn), y Sasannach (formado con un sufijo adjetivo común -ach) significa «inglés» en referencia a personas y cosas, aunque no a la hora de nombrar la lengua inglesa, que es llamada Bearla.
En el siglo V, los sajones formaron parte del pueblo que invadió la provincia romano-británica de Britania.
[10] Plinio el Joven usó ambos términos, «Sacae» y «Sacasena», para referirse a los sajones en su migración a través de una región de Armenia conocida por el historiador griego, Estrabón, como «Sacasene» o «Sajonia» (Libro XI Asia, VIII, 4[11] y Libro XI Asia, XIV, 4[12]).
[15] La expresión «Saka» equivalía a «cimerio», pues ambos se refieren al mismo pueblo en dos idiomas diferentes.
Zósimo menciona una tribu específica de sajones, los kouadoi, que se ha interpretado como una confusión con los caucos o los chamavis.
[16] Tanto en este caso como en otros se asociaba a los sajones con el uso de barcos para sus incursiones.
Los sajones habían estado acosando las costas oriental y meridional de Britania durante siglos, lo que llevó a la construcción de una serie de fuertes costeros llamados Litora Saxonica o costa sajona, y se le había permitido a muchos sajones y a otros pueblos asentarse en estas zonas como granjeros mucho antes del fin del dominio romano en Britania.
Según fuentes como la Historia Brittonum, los primeros habrían sido liderados por dos hermanos, Hengest y Horsa (estos nombres fueron dados posteriormente por Beda), a quienes el rey británico Vortigern les autorizó hacia 450 a asentarse con su pueblo en la isla de Thanet a cambio de sus servicios como mercenarios para defender la isla de Gran Bretaña contra los pictos.
Fue sin duda desde el siglo VI que los sajones conformaron cuatro reinos al sur de la isla: Los sajones mostraron igualmente una marcada resistencia al cristianismo que ganaba el Reino de Kent a comienzos del siglo VII, bajo la influencia del misionero Paulino.
Algunos sajones ya vivían en la Galia en el siglo V, por ejemplo, en Vron-Ponthieu, Sassetot-le-Mauconduit; Flandes hasta Île-d'Aix.
Un rey sajón llamado Eadwacer conquistó Angers en 463 solo para ser expulsado por Childerico I y los francos salios, aliados del Imperio romano.
Es posible que el asentamiento sajón en Gran Bretaña comenzara solo en respuesta al creciente dominio franco sobre la costa del canal de la Mancha.
[25] Estos sajones se convirtieron en súbditos de Clodoveo I a finales del siglo V.
Durante la campaña de Carlomagno en Hispania (778), los sajones avanzaron hasta Deutz en el Rin y saquearon a lo largo del río.
La mayor mina de plomo y cinc en lo que actualmente es Macedonia, aún se llama «Sasa».
[38] Otros sajones se establecieron en los principados medievales de Valaquia y Moldavia, especialmente en ciudades (Câmpulung-Musce, Iași, Baia Mare, Suceava, Siret, Roman).
El regnum Saxonum estaba dividido en tres provincias—Westfalia, Ostfalia y Angria—que comprendían un centenar de pagi o Gaue (regiones administrativas).
Cada Gau tenía su propio sátrapa, con poder militar suficiente para arrasar aldeas enteras que se le opusieran.
El abismo entre nobles e innobles era pues muy grande, en tanto que la diferencia entre un hombre libre y un trabajador contratado era pequeña.
[39] Según la Vita Lebuini antiqua, una fuente importante sobre la historia sajona temprana, los sajones celebraban un consejo anual en su capital tribal en la ciudad de Marklo (en la Westfalia), donde «confirmaban sus leyes, juzgaban los casos pendientes y determinaban por consejo común si ese año irían a la guerra o estarían en paz».
Prácticas religiosas sajonas tempranas en Bretaña pueden deducirse de topónimos y del calendario germánico en uso en aquella época.
Los sajones libres y la clase servil permanecieron fieles a sus creencias originales mucho después de su conversión nominal al cristianismo.
Los gewisse, una tribu sajona occidental asentada en el alto Támesis, se resistieron especialmente al cristianismo; Birino ejerció más esfuerzos contra ellos y finalmente logró la conversión.
San Lebuino, un inglés que entre 745 y 770 predicó a los sajones, principalmente en los Países Bajos orientales, construyó una iglesia e hizo muchos amigos entre la nobleza.
Surgieron tensiones sociales entre los nobles simpatizantes del cristianismo y las castas inferiores paganas, incondicionalmente fieles a su religión tradicional.
Aunque gran parte de la casta superior se convirtió fácilmente, los bautismos y diezmos forzosos enemistaron a las órdenes inferiores.
[46] Sin embargo, las clases bajas se rebelaron contra la dominación franca en favor de su antiguo paganismo ya en la década de 840, cuando los Stellinga se sublevaron contra los líderes sajones, aliados del emperador franco Lotario I.