El origen del nombre Septimania ha sido objeto de debate entre historiadores, y existen varias teorías al respecto: El término Septimania siguió utilizándose hasta el siglo XIII, cuando fue progresivamente reemplazado por Languedoc, término que designaba a la región en torno a la lengua occitana, el idioma hablado en la zona.
Este tratado incorporó Septimania al Reino Visigodo de Tolosa, cuya capital estaba en Toulouse.
Este enclave, aunque pequeño, permitió al reino visigodo mantener una conexión con la Galia y seguir presente en el contexto político de la región.
[8] Septimania desempeñó un papel importante en las continuas disputas entre los visigodos y los francos durante el siglo VI.
Los francos intentaron repetidamente expandirse hacia el sur para tomar la región, pero los visigodos lograron mantener su control, en parte gracias al respaldo de los ostrogodos.
Esta batalla resultó en una gran derrota para las fuerzas musulmanas, en la cual Al-Samh fue gravemente herido y murió poco después en Narbona.
[16] No fue hasta 759 que el hijo de Carlos Martel, Pipino el Breve, logró conquistar Narbona.
[17] Pipino convenció a la población local, compuesta en gran parte por visigodos, de que bajo su dominio se respetarían sus leyes y tradiciones, ganándose así su apoyo y facilitando la rendición de la ciudad sin resistencia significativa.
[20] El control franco sobre Septimania y la Marca de Gotia se mantuvo hasta bien entrado el siglo X, cuando el poder carolingio comenzó a debilitarse y la región empezó a fragmentarse en entidades feudales que, aunque nominalmente leales al imperio, actuaban con una considerable autonomía.
La región experimentó una creciente autonomía y desarrolló una identidad propia, reflejada en el uso cada vez más frecuente del término "Languedoc" para designarla.
Bajo control francés, Languedoc fue gobernado como una provincia administrativa en la que se impusieron leyes y costumbres más alineadas con el norte de Francia, aunque mantuvo ciertas particularidades regionales.
Bajo el dominio visigodo, se mantuvo el uso del latín vulgar, que gradualmente evolucionó hacia el occitano, la lengua de la región en la Edad Media.
Este sistema perduró durante el Medievo, reflejando la fusión de costumbres germánicas y romanas en la organización social.
Con el tiempo, sin embargo, el término fue reemplazado por "Languedoc", nombre que hizo referencia a la región sur de Francia durante siglos y que reflejaba la prevalencia del idioma occitano, conocido también como la "lengua de oc".
[33] Finalmente, la oposición local obligó al Consejo Regional a abandonar la idea de cambiar el nombre.