El primero, la suspensión de una campaña destinada a arrebatar al Imperio oriental el control del Ilírico oriental y para la que se había llegado a una alianza con los godos de Alarico quien, en consecuencia, reclamó una indemnización por los gastos incurridos en la movilización.
[5] Estos desertaron, entonces, en masa y se dirigieron donde estaba Alarico para unirse a su ejército pidiéndole que invadiese Italia como venganza.
[7] Con esta situación favorable decidió volver a intentar el proyecto de encontrar un asentamiento para su pueblo dentro del Imperio occidental, aventura en la que había fracasado años antes.
[24] Aunque no le supuso grandes pérdidas militares, el Imperio sufrió graves consecuencias económicas debido a los saqueos godos en Italia entre 408 y 411.
[28] En el año 376, un gran grupo de godos tervingios dirigidos por Alavivo habían sido autorizados a entrar en el Imperio romano oriental aunque las malas condiciones con las que se les recibió les llevaron a rebelarse y mantener una guerra contra los romanos durante seis años.
[29] En ella consiguieron una sonada victoria en la batalla de Adrianópolis donde cayó gran parte del ejército oriental y el propio emperador Valente.
[31] Esto resultaría fatal para el Imperio occidental ya que los godos quedaron asentados junto a su frontera y el acceso a los arsenales romanos existentes en la prefectura les convirtió en una fuerza más poderosa de lo que habían sido la inicio de la guerra.
[51] Procurar alimentos a esta masa humana suponía un problema que, durante el conflicto, fue utilizado por los romanos en su favor como elemento de negociación.
[48] Sin embargo, no hicieron nada para afrontar la previsible invasión, ni siquiera intentar un acercamiento con Sarus quien había abandonado a Estilicón antes de su caída y todavía, comandaba un considerable contingente bárbaro que no se había pasado a Alarico.
[53] Parece ser que, en ese momento, el líder visigodo decidió atacar la ciudad de Roma.
[61] Aquel huyó a Dalmacia y fue sustituido por Jovio quien se convirtió en el nuevo hombre fuerte de la corte imperial.
[63] Jovio había sido una persona cercana a Estilicón y con ello, nombrado prefecto para Ilírico cuando se planeó su recuperación.
[64] De esta manera, conoció y trabó amistad con Alarico cuando ambos coincidieron en Epiro durante los preparativos para la campaña contra el Imperio oriental.
[66] Jovio regresó a Rávena y al ver peligrar su posición, juró ante el emperador que nunca haría la paz con Alarico.
[75] La única vía para revertir la situación era enviar un contingente godo a África pero Átalo se mantuvo en sus trece y no lo autorizó.
[79] El visigodo consideró que esta acción no se podía haber producido sin la autorización de Honorio por lo que, lleno de ira, se dirigió nuevamente a Roma con todo su ejército y la volvió a poner bajo asedio.
[81] Los visigodos obtuvieron un gran botín y abandonaron la ciudad llevándose consigo varios prisioneros entre quienes destacaba Gala Placidia, la hermana de Honorio.
[82] Este era un antiguo compañero de Estilicón que había podido esquivar las purgas de Olimpio y su labor al frente del ejército supuso un revulsivo en la actuación del Imperio ya que reorganizó las tropas en Italia y se dispuso a pasar al ataque.
[20] A cambio, parece ser que permitió el asentamiento de los visigodos en Aquitania donde tomaron Burdigala (Burdeos).
[20] Aunque estos aceptaron los términos, un acontecimiento dificultaba, desde enero, que Honorio cumpliese parte de su acuerdo y les suministrase los prometidos cereales.
[88] La ciudad fue defendida con habilidad por las tropas imperiales y un joven oficial, Bonifacio, consiguió herir a Ataúlfo durante los combates.
[20] Investido, ahora, con un cargo imperial y con uniforme de general romano, Ataúlfo contrajo matrimonio con Gala Placidia en Narbona.
[21] Su primera acción fue asesinar a los hijos que Ataúlfo había tenido en un matrimonio anterior y al hermano de aquel.
[21] Además, en un ámbito más personal, Flavio Constancio seguía viendo en ella la mejor manera de entrar en la familia imperial y consolidar su posición como hombre fuerte del gobierno.
[23] Estos por su parte, devolverían a Gala Placidia y lucharían, en nombre del Imperio, contra los invasores de Hispania.
[93] Tras dos años de exitosa guerra, en 418 los visigodos habían acabado con los silingos cuyos supervivientes se tuvieron que unir con sus primos asdingos.
Incluía la provincia completa de Aquitanica secunda que abarcaba desde el bajo Loira hasta el río Garona y que contaba con seis civitates: Burdigala (Burdeos); Aginnum (Agen); Engolisma (Angulema); Sanctum (Saintes); Pictavium (Poitiers) y Petricorium (Périgueux).
Con todo, aunque estos quedaron, en teoría, sometidos a la autoridad de Rávena, la estructura administrativa del Imperio prácticamente desapareció allí.
Las tropas de la Galia y Britania, por su parte, también habían experimentado un gran desgaste durante la lucha contra los invasores del Rin.
[100] Estas tropas, por su parte, ya no pudieron ser repuestas por la lastimosa situación financiera en la que quedó el Imperio occidental.