[5] Como división entre ambas se utilizaron las cumbres alpinas que establecían un límite natural y discurrían de este a oeste haciendo que, ya anteriormente, se administrase la provincia de manera diferenciada.
[5] El gobierno se separó en dos áreas: la civil al cargo de un gobernador cuya sede se situaba en Ovilava (Wels) y la militar al mando del dux Pannoniae primae et Norici ripensis que, también, comandaba las tropas en la vecina Pannonia Prima.
[5] Tras las guerras de Diocleciano con los alamanes, ambas provincias nóricas se vieron libres de ataques bárbaros de entidad durante el siglo IV aunque no pudieron evitar devastaciones ocasionadas por las guerras civiles romanas: Constancio II contra Magnencio, Galo y Juliano así como Teodosio contra Magno Máximo.
[5] Tras la muerte del caudillo huno, los pueblos sometidos se sublevaron e independizaron.
[5] Cuando Severino llegó a la provincia en 460 la administración imperial había desaparecido y nadie ejercía como gobernador.
Durante el siglo IV florecieron grandes villas romanas y la minería hizo posible el funcionamiento de una fábrica de armas en Lauriacum y la exportación a otras provincias adquiriendo el «hierro nórico» una buena fama por su calidad.