Heracliano

[8]​ En 409, con la ayuda de los visigodos del rey Alarico I, Prisco Atalo se rebeló contra Honorio, cuya capital estaba en Rávena, e instaló su propia corte en Roma.

[10]​ Engañado por las profecías o movido por sus propios celos hacia los visigodos, envió un único representante, Constante, contando con que su sola autoridad bastaría para deponer a Heracliano o para convencer a la provincia para rebelarse.

Aun así, también es probable que Heracliano contase con el apoyo de la población local, debido a que el emperador Honorio había emitido recientemente un edicto de tolerancia a favor del donatismo, una secta cristiana muy popular en África.

[18]​ Sabino, yerno de Heracliano, huyó a Constantinopla, pero más tarde fue devuelto y exiliado.

[19]​ El nombre de Heracliano no aparece en los Fasti consulares, la lista de todos los cónsules Romanos, así que probablemente Honorio revocó su designación y dejó a Lucio como cónsul sin colega.