[1] El 31 de diciembre del año 406 una coalición de pueblos bárbaros (alanos, vándalos asdingos, vándalos silingos y suevos) rompieron las defensas fronterizas romanas en el Rin e invadieron la Galia.
Durante dos años, los invasores extendieron la destrucción por el resto de las provincias hispanas en la península hasta que, en 411, decidieron repartírselas entre ellos.
[2] Con todo, su capacidad seguía siendo limitada ya que las luchas desde 406 habían reducido los efectivos comitatenses a la mitad.
Tuvo éxito en su estrategia porque, con los puertos bloqueados y el interior devastado, Walia se avino a negociar un acuerdo de paz.
A cambio, debían luchar en nombre de Roma contra los invasores que ocupaban Hispania.
Se especula que fue por tierra o bien transportados por mar en barcos de la armada imperial.
[7] Al igual que habían hecho el otro grupo de alanos y los silingos, los supervivientes optaron por no elegir a un nuevo líder y huyeron hacia el territorio asdingo para unirse a ellos.
[7] Tras la derrota de los alanos, Flavio Constancio ordenó a los visigodos detener la campaña ese año 418 y dirigirse a la Galia donde se les concedió un asentamiento en la provincia de Aquitania Segunda y en el valle del río Garona.