La guerra suevo-vándala de los años 419 y 420 fue un conflicto bélico que enfrentó a los vándalos asentados en Gallaecia contra su vecinos suevos.
[1] Con todo, no pudieron evitar que estos huyesen a la Bética y se hiciesen con el control de la provincia.
[2] Para el 416, el Imperio consiguió reponerse de la grave crisis que había atravesado durante los diez años anteriores y obligó a los visigodos a que recuperasen Bética y Lusitania en su nombre como condición para acordar la paz con ellos.
[2] Los vándalos asdingos, por su parte, también intervinieron en la guerra como aliados de Roma y reconquistaron para ella la Cartaginense.
Los romanos, por su parte, consideraron un éxito su intervención ya que habían podido abortar, en su inicio, la nueva usurpación de Máximo.