Inmigración en Chile

Estos grupos de inmigrantes tuvieron motivaciones diversas, aunque mayoritariamente económicas, políticas o por conflictos bélicos.

[cita requerida] Durante el siglo XIX, se produjeron importantes inmigraciones colonizadoras de origen europeo patrocinadas por el gobierno local, especialmente alemanes, británicos, croatas, franceses, holandeses, italianos y suizos.

[18]​ Los residentes extranjeros tendieron a asentarse principalmente en la Región Metropolitana, seguido de Antofagasta y Tarapacá.

Sin embargo, la crisis asiática que afectó a Chile desde 1998 provocó un alza en las cifras de desempleo, superando el 12 %, mientras la inmigración peruana aumentaba.

Tuvo su durante la crisis económica y social de Argentina que explotó a fines del año 2001.

Los inmigrantes haitianos en Chile se han asentado preferentemente en el Gran Santiago, en comunas como Renca, Quilicura, Recoleta, Independencia y Estación Central.

[79]​ La migración se produjo de forma directa desde Haití o desde comunidades migrantes haitianas existentes en Brasil y República Dominicana.

La inmigración española fue la más importante durante el periodo colonial, y determinó de manera importante el mayor acervo genético y cultural de la población chilena, abarcando sus descendientes prácticamente a todos los ciudadanos chilenos descontando inmigraciones recientes.

Se estima que unos 400 000 chilenos serían descendientes de españoles inmigrados a Chile durante el entresiglo XIX—XX.

[17]​ Se estima que entre 1 700 000 (10 %),[98]​ y 4 700 000 (27 %) chilenos,[2]​[3]​ descienden o llevan algún apellido de origen vasco.

Este flujo migratorio se extiende, con diversa intensidad, al menos hasta el fin de la guerra civil española.

Fue el primer intercambio de lo que sería una arraigada relación comercial entre Gran Bretaña y Chile.

[113]​ Los inmigrantes alemanes lograron crear pujantes pueblos y comunidades en zonas casi vírgenes del sur de Chile.

[29]​ La inmigración italiana se produjo de manera espontánea y no correspondió a un período determinado.

Paralelamente se instalaron familias italianas en La Serena, Isla de Maipo, Parral, Santiago, Concepción y Punta Arenas.

Al tratarse de inmigraciones económicas, el Estado asumió un papel regulador otorgando o denegando las solicitudes para abandonar el país.

[39]​[120]​ Sin embargo, debido a sus características idiomáticas y culturales, este grupo fue confundido comúnmente con alemanes, franceses, e italianos.

En el mismo período arribaron otras familias las cercanías de Puerto Montt y a Villarrica.

Un mes más tarde arribaron en tren a su destino final, la ciudad de Pitrufquén, instalándose definitivamente en el caserío Donguil.

En 1943 «Austria Libre» se incorporó al Comité Central Austríaco de América Latina, con sede en Montevideo.

A su vez, en años posteriores, durante el siglo XX se instalaron en Chile algunos sacerdotes jesuitas belgas, entre los que destaca Gustavo Le Paige, fundador y director del museo arqueológico de San Pedro de Atacama que lleva su nombre.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, se empezó a hablar de la colonia yugoslava.

Con la independencia de Croacia en los años 1990, los croatas volvieron a reivindicar su cultura y tradiciones, como así mismo hicieron los serbios.

La inmigración húngara en Chile tuvo su auge en la primera mitad del siglo XX, aunque no fue una corriente migratoria numerosa como otras de origen europeo.

A su vez, Chile fue un importante punto de paso para los húngaros hacia países anglosajones: Estados Unidos, Canadá y Australia.

La mayoría llegó a Chile producto de la Primera Guerra Mundial y del genocidio armenio.

En los últimos años ha sido visible un aumento considerable de gitanos que se expresan en castellano.

[149]​ Las comunidades provenientes de India y Pakistán son pequeñas pero han crecido rápidamente en la última década.

El mismo efecto se originó en Punta Arenas, donde numerosos inmigrantes provenientes de la India llegaron atraídos por la Zona Franca.

Algunos destacados descendientes son el senador Carlos Ominami, el pianista Michio Nishihara Toro, y el empresario Naoshi Matsumoto, entre otros.