A pesar de esto, el dinero no fue suficiente para pagar los sueldos del ejército, el cual se sublevó en numerosas ocasiones.
Durante este periodo llegó a Chile la Misión Muzzi, obra de la Iglesia católica para solucionar las diferencias entre esta y el Estado, la cual fue un completo fracaso.
Su gobierno estuvo caracterizado por la inestabilidad producida por el desarrollo del sistema federal, que produjo una constante pugna entre las provincias y reiterados motines al momento de realizarse las elecciones, y la ineficiencia del cobro de impuestos.
En las galerías algunos personajes pertenecientes al público permanecieron escondidos bajos los asientos, siendo uno de ellos Clemente Díaz, quien arrebató la espada a un coronel abalanzándose sobre las tropas.
Una vez más reunidos, los diputados tomaron la decisión del avenimiento con el general Freire de forma transitoria, quien, al tratar de dirigirse a Campino, este se limitó a decir que tengo una culebrina pronta para ser descargada sobre Su Excelencia si se acerca.
Ramón Freire, entonces, se dirigió a Aconcagua con algunas fuerzas con el fin de organizar una resistencia.
Asumió la presidencia Francisco Ramón Vicuña, el cual intentó hacer lo mismo que su predecesor, aunque, de igual forma, los hechos lo obligaron a dimitir.
Tras un acuerdo, se designó una junta de gobierno provisional destinada a acabar con la Acefalia del Ejecutivo, presidida por José Tomás Ovalle.
Además, con unas rigurosas medidas, la figura de Ramón Freire fue cada vez más opacada por las autoridades y se superó la inestabilidad originada.
A casi un año de gobierno, el presidente Ovalle falleció, sucediéndole su vicepresidente, Fernando Errázuriz Aldunate.
Por último, este convocó a elecciones, donde se postularon Pinto y el general triunfador de la revolución Joaquín Prieto.
Este último ganó las elecciones por una mayoría abrumadora, asegurando la continuidad de la República Conservadora.