Pobreza y riqueza en el cristianismo

Pobreza y riqueza en el cristianismo han sido temas controvertidos desde los inicios de esa religión.[6]​ En cuanto a la pobreza, que a veces es vista como un castigo (tanto el genérico a toda la humanidad que trajo el pecado original, como el personal que pueda acarrear un comportamiento desordenado que cae en pecados capitales —gula, lujuria, pereza—), es más a menudo ensalzada como un valor (pobreza evangélica identificada con la del propio Cristo, consejo evangélico y voto de pobreza de las órdenes religiosas, incrementado hasta la mendicidad en las órdenes mendicantes, evangelio social, doctrina social de la Iglesia, opción preferencial por los pobres,[7]​ teología de la liberación).Está estrechamente vinculado a estas tendencias o puntos de vista, y en muy diferentes formas según la época, el concepto cristiano del trabajo.En cuanto a dinero y riquezas, los puntos de vista precristianos eran radicalmente diferentes.Mientras la cultura hebrea valoraba la riqueza material (se entendía que Dios bendeciría a su pueblo con riquezas si seguía sus mandamientos); para la cultura clásica, como para la cristiana, la riqueza material era indiferente o tenida en poca estima, cuando no objeto de condenación (por ejemplo, en Platón, Diógenes, Cicerón o Séneca —obviamente, desde el plano intelectual, no en la vida cotidiana, que es precisamente la que estos autores critican—).La motivación de ambas para mantener tales actitudes eran muy diferentes, así como sus implicaciones.La concepción judeocristiana del trabajo es la de una obligación impuesta como castigo divino, consecuencia del pecado original y vinculada al mantenimiento de la familia (a Adán se le dice ganarás el pan con el sudor de tu frente y a Eva parirás con dolor, Génesis 3:16-19), que recibe una evidente dignificación en las epístolas paulinas (si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo -I Timoteo, 5:8-);[23]​ mientras que en boca del propio Jesús de Nazaret (él mismo un trabajador manual, como San José —carpinteros— y los apóstoles —pescadores—) los Evangelios ponen una poética recomendación contra el trabajo (Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos.Los oficios viles y mecánicos se asimilaban a la condición servil, salvando las actividades intelectuales como artes liberales.[32]​ La organización del trabajo[33]​ para el capitalismo industrial era incompatible con la multiplicidad de festividades religiosas vinculadas a las reglamentaciones gremiales; y los gobiernos ilustrados procuraron su homogeneización y reducción (en el despotismo ilustrado español, la propuesta de Campomanes sobre los 93 días festivos,[34]​ en la Francia revolucionaria se llegó incluso a la descristianización del calendario, como también se intentó más adelante con el calendario revolucionario soviético).No se puede servir a Dios y a Mammón —Lucas 16:13, Mammón es la palabra aramea para «riqueza», pero también se personifica como el demonio de la avaricia, y en muchas traducciones de la Biblia se traduce como «dinero»—; Al césar lo que es del césar[41]​ -Mateo 22:21-; ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?Aunque no siempre en un sentido que permita identificar su postura de forma evidente: En Hechos de los Apóstoles se describe la visión que tenían sobre la riqueza los primeros cristianos, que en dos famosos pasajes (Hechos 2:43–45 y Hechos 4:32–37) se suele interpretar como un "comunismo primitivo" (koinonia): Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno.No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.1:7, 18; 2:4, 7) aunque ocasionalmente refiere la típica piedad judía y las enseñanzas morales grecorromanas de la época, como la generosidad (Rom.Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ó por necesidad; porque Dios ama el dador alegre.Adoptando expresiones veterotestamentarias convencionales (procedentes del (Psalterio: los «ricos perversos» y los «pobres piadosos»), se acusa al rico de los pecados de acumular riquezas, retener fraudulentamente salarios, corrupción, orgullo, lujo, codicia y asesinato; y se denuncia la locura de sus actos ante la inminencia del día del juicio.No obstante, se reconocía que tal ideal no era posible en su realización práctica en la vida cotidiana, y se concebía la propiedad como un «mal necesario que resulta de la caída del hombre».[70]​ San Agustín urgía a apartarse del deseo de éxitos y riquezas materiales, cuya acumulación no es un fin que merezca la pena para los cristianos.[78]​ En la Alta Edad Media, la ética paternalista cristiana «arraigó fuertemente en la cultura de Europa Occidental».Lo que era inaceptable era buscar más riquezas de las apropiadas para su estado, o aspirar a un estado superior en la vida.[91]​ Se criticaba ácidamente la riqueza de las instituciones eclesiásticas y el comportamiento mercenario del clero.Citando a Aristóteles, Aquino dice que "vivir de la usura es sumamente antinatural".Sí permite, no obstante, cargar por los servicios que de hecho se prestan: un banquero o prestamista puede cobrar por el trabajo o esfuerzo efectivo que realiza, como cualquier otro tipo de justos cobros administrativos.[93]​ Aunque las más importantes casas mercantiles bajomedievales eran cristianas (Médicis, Spínola, Pinelo, Fugger, Welser), el papel protagonista de las comunidades judías presentes en toda Europa en las actividades financieras (los inicios de la banca y el crédito, no únicamente como préstamos a particulares, sino a los reyes, junto con el arrendamiento de las rentas públicas y la tesorería) tuvo en parte una justificación teológica: para las interpretaciones más restrictivas, a cristianos y musulmanes no les era lícito el cobro de intereses; mientras que para los judíos, que también lo tenían prohibido para los tratos financieros entre su propia comunidad, era lícito si lo hacían a creyentes de otra religión.Se les aconsejaba a buscar una posición acomodada y una auto-suficiencia económica, pero evitando la búsqueda del lujo o la acumulación de riquezas materiales por sí mismas.[11]​ Con las revoluciones liberales, la Iglesia perdió la mayor parte de su base económica en los países católicos (desamortización, supresión del diezmo y los señoríos eclesiásticos).A lo largo del siglo XIX, desde un inicial rechazo al liberalismo, a la ciencia moderna y a la mayor parte de las innovaciones del mundo contemporáneo, tanto clérigos individuales (Adolf Daens) como la propia postura oficial de la jerarquía eclesiástica pasaron a afrontar la denominada "cuestión social" desde un nuevo punto de vista (doctrina social de la Iglesia católica, sindicatos católicos, en el protestantismo la teología liberal, la controversia modernistas-fundamentalistas[102]​ y el evangelio social[103]​); y, ya en el siglo XX el aggiornamento en el contexto del Concilio Vaticano II (curas obreros, curas guerrilleros, teología de la liberación, movimientos cristianos de base, opción preferencial por los pobres),[7]​ mientras que tanto el catolicismo conservador (Opus Dei, legionarios de Cristo)[104]​ como el protestantismo conservador (neocons, mayoría moral, telepredicadores, teología de la prosperidad)[105]​ reforzaban sus vínculos con el mantenimiento del orden social y económico tradicional (tradicionalismo, conservadurismo, autoritarismo, sociedad preindustrial).El trabajo no constituye, pues, un hecho accesorio ni menos una maldición del cielo.Es, por el contrario, una bendición primordial del Creador, una actividad que permite al individuo realizarse y ofrecer un servicio a la sociedad.Y que además tendrá un premio superior, porque, “no es vano en el Señor” (1 Cor.La consecuencia lógica es que todos tenemos el deber de hacer bien nuestro trabajo.»
El juicio final , de Pieter Huys , ca. 1550. Las escenas del plano inferior, en el estilo pictórico de El Bosco [ 1 ] ​ y siguiendo los mismos conceptos ideológicos y estéticos de las danzas de la muerte bajomedievales y otras representaciones del « triunfo de la muerte » (título de un famoso cuadro de Pieter Brueghel el Viejo ) y del tema denominado Vanitas , reflejan cómo muchas almas no alcanzan la salvación a causa de distintos pecados , especialmente los vinculados al disfrute de los placeres terrenales, como son las riquezas. La desnudez de los cuerpos representa la igualdad de todos, ricos y pobres, ante la muerte y la vida eterna.
Diógenes y Alejandro , por Sebastiano Ricci .
San José carpintero , de Georges de La Tour , ca. 1640. Tanto San José como el propio Jesús de Nazaret eran trabajadores manuales según los Evangelios ( faber en la Vulgata -Mateo 13:54, Marcos 6:3). [ 20 ] ​ La tradición recoge que su oficio era la carpintería, lo que permite hacer el simbolismo de estar trabajando para la propia muerte en la cruz .
La vocación de los santos Andrés y Pedro , en un mosaico bizantino de San Apolinar el Nuevo , Rávena. Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron (Mateo 4:18-20). [ 21 ]
El patizambo , por José de Ribera , 1642. Representación de la ideología contrarreformista sobre la pobreza y de la justificación de la limosna . La cartela que porta el niño lisiado dice en latín «dame limosna por amor de Dios». Su sonrisa se ha asociado con un consejo de San Ignacio de Loyola ( Introducción a la vida piadosa : que los pobres se regocijen en su estado, que les acerca más a la salvación que a los ricos, al tiempo que permite a los ricos usar su riqueza en darles limosna, lo que a su vez les acerca a la salvación) así como con el elogio de la sonrisa de Pierre de Besse ( Le Democrite chretien : al reír mientras recibe la caridad se dispensa la gracia que conduce a la salvación). [ 22 ]
Las regentes del Oudemannenhuis , de Frans Hals , ca. 1664. [ 37 ] ​ La forma en que se institucionaliza la gestión de la beneficencia en ese asilo de Haarlem es característica del tratamiento de la pobreza como un problema en el contexto del protestantismo.
Niños del Crumpsall Workhouse , ca. 1895-1897.
La vocación de San Mateo , por Caravaggio , 1599. En los Evangelios Jesús aparece frecuentemente desafiando las convenciones sociales judías de su época al tratar con "pecadores", como son los recaudadores de impuestos ( Zaqueo , Mateo -también llamado Leví-). Vio a un hombre llamado Mateo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: ¡Sígueme! Y levantándose, le siguió. Y sucedió que estando El sentado a la mesa en la casa, he aquí, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos. Y cuando vieron esto, los fariseos dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores? Al oír El esto, dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. Mas id, y aprended lo que significa: “Misericordia quiero y no sacrificio”; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores. Entonces se le acercaron los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, pero tus discípulos no ayunan? Y Jesús les dijo: ¿Acaso los acompañantes del novio pueden estar de luto mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán (Mateo 9:9-15). [ 38 ]
Cristo en casa de Simón el fariseo , por Dirk Bouts , 1440. En esa escena, una mujer, identificada tradicionalmente con María Magdalena , perfumó los pies de Jesús con sus cabellos. Además de su relación con el tema de la riqueza y su posible uso, la escena comparte el simbolismo del perfume con otras de los evangelios, donde también aparece la relación de Jesús con las mujeres . [ 51 ] ​ También son abundantes las escenas de Jesús como comensal de banquetes o relacionándose con la comida [ 52 ] ​ ( bodas de Caná , cena en casa de Leví , con Marta y María , multiplicación de los panes y los peces , Última Cena , Cena de Emaús ), en las que también se tratan los temas del ocio y el trabajo y la transformación de la escasez en abundancia a través la virtud de compartir ( comunión , koinonía , ágape ).
San Lorenzo presenta las riquezas de la Iglesia al prefecto , fresco de Josef Arnold el Viejo , siglo XIX . [ 62 ]
Las tentaciones de San Antonio , por El Bosco . Seres monstruosos representan las tentación de caer en los pecados capitales relacionados con el disfrute inmoderado de todo tipo de placeres mundanos, los que se encuentran al alcance de la clientela rica de este tipo de cuadros devocionales, a los que previene de las consecuencias espirituales de una utilización no adecuada de la riqueza.
Estatua-relicario de Santa Fe de Conques .
Gran sala de los pobres del Hôtel-Dieu de Beaune . En ella los enfermos tenían siempre a su vista el Políptico del Juicio Final , de Van der Weyden , en el que pobres y ricos acudían desnudos a la llamada de las trompetas apocalípticas. Se fundó con parte de la inmensa fortuna que acumuló Nicolas Rolin , canciller de Borgoña. Es fama que el rey de Francia dijo, irónicamente, que hacía bien en gastarla así, porque tenía muchos pecados que hacerse perdonar. Moi, Nicolas Rolin, chevalier, citoyen d’Autun, seigneur d’Authume et chancelier de Bourgogne, en ce jour de dimanche, le 4 du mois d’août, en l’an de Seigneur 1443 ... dans l’intérêt de mon salut, désireux d’échanger contre des biens célestes, les biens temporels ... je fonde, et dote irrévocablement en la ville de Beaune, un hôpital pour les pauvres malades, avec une chapelle, en l’honneur de Dieu et de sa glorieuse mère ("yo, Nicolas Rolin ... en interés de mi salvación, deseoso de cambiar contra bienes celestiales los bienes temporales ... fundo y doto irrevocablemente en la villa de Beaune, un hospital para los pobres enfermos, con una capilla, en honor de Dios y de su gloriosa madre").
Usura , grabado atribuido a Alberto Durero que ilustra una parte del libro Stultifera Navis ( Narrenschiff , " la nave de los tontos ", " de los necios " o " de los locos " de Sebastian Brant ).
Rota Fortunae ("la rueda de la Fortuna ") [ 83 ] ​ en una ilustración para De Casibus Virorum Illustrium de Bocaccio . A pesar de su encarnación "pagana" en la diosa Fortuna , se utilizaba como una metáfora moral coherente con la concepción cristiana de la fugacidad de todo lo mundano, como son las riquezas y las posiciones sociales. Literariamente se expresa en el tópico ubi sunt , que en la poesía castellana se desarrolló en las Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique . Directamente se cita a Fortuna emperatrix mundi en Carmina Burana .
Niño mendigo espulgándose , de Murillo , 1645-1650. A pesar de que en la Monarquía Hispánica del Antiguo régimen, campeona de la Contrarreforma, se mantenía el discurso paternalista católico tradicional, y era extensa la presencia social de individuos e instituciones caritativas que veían en el pobre una imagen de Jesucristo; estaba también muy extendida, hasta el punto de ser el discurso dominante (aunque no el único) de las instituciones políticas o de la literatura moralista en sus distintas modalidades (desde las publicaciones neoescolásticas de la Escuela de Salamanca -incluyendo las de los llamados arbitristas - a la literatura picaresca -especialmente el Guzmán de Alfarache , de Mateo Alemán , donde se exponen tanto las ideas de control riguroso de la mendicidad - Cristóbal Pérez de Herrera - como las propias de una caridad tradicional "a ciegas", de Domingo de Soto -), [ 95 ] ​ la identificación de la pobreza extrema y públicamente exhibida con todo género de vicios. No faltaron leyes destinadas a reprimir la mendicidad y proyectos de encerrar a los pobres en asilos , lejos de la visión del público, frustrados por el endémico déficit presupuestario. [ 96 ]