Iglesia abacial de Santa Fe

El interior se presenta decorado con vitrales de Pierre Soulages.La principal atracción para los peregrinos medievales en Conques eran los restos de Santa Fe (Foy), una joven martirizada en el siglo IV.[2]​ La abadía de Conques abrió un priorato cerca del santuario en Sélestat.Por otro lado, es posible que el monumento fuese modificado cuando ya se hallaban en curso los trabajos de construcción.Estos rasgos comunes se extienden igualmente a la elevación y al sistema de contrafuertes.En 1514 François de Estaing, obispo de Rodés, acudió al monasterio para restablecer la disciplina pero los monjes no lo quisieron recibir, y finalmente en 1537 la comunidad fue disuelta por el papa y se creó una colegiata regular.La iglesia, no obstante, se hundió en parte al caer los grandes pilares afectados por el fuego.Debido a su fragilidad y, especialmente, a la avaricia que las riquezas no dejaron nunca de inspirar, son raros los relicarios y objetos sagrados labrados en oro o plata que han logrado sobrevivir al transcurso del tiempo sin sufrir daños.Es pues un raro privilegio el de Conques, que ha sabido proteger no sólo su iglesia abacial románica, sino también su Tesoro milenario.En Conques, en 1794, tuvo lugar un auténtico complot, urdido por André Bénazech, un sacerdote refractario (es decir, opuesto a la Constitución civil del clero), y antiguo canónigo, con la colaboración de algunos ayudantes.[3]​ La segunda fase de la construcción, que estaba terminada para finales del siglo XI, incluyendo la erección de cinco capillas radiales, el deambulatorio con un tejado más bajo, el coro sin la galería y la nave sin las galerías.La nave del oeste también fue añadida para permitir un deambular incrementado de peregrinos.Versiones más estrechas de estos arcos se pueden encontrar también en el ábside.Las figuras en las trompas son ángeles con expresiones realistas y ojos animados.[3]​ En el quinto capitel del lado septentrional de la nave hay dos intrincados y expresivos pájaros.En el capitel correspondiente del lado meridional de la nave hay figuras humanas planas y sin vida.Las figuras parece que tienen cierto arqueamiento o joroba, como si estuvieran reaccionando al peso de los arcos sobre ellos.Hay escasa decoración en el exterior de Conques salvo los necesarios contrafuertes y cornisas.El tímpano parece ser obra posterior al trabajo artístico de la nave.El arcángel Miguel y un demonio pesan las almas de los muertos en una balanza.Al otro lado, unos ángeles-caballeros rechazan a los condenados que intentan escapar del Infierno.[7]​ El infierno, presidido por Satanás, donde se castiga a los pecados capitales: la Soberbia, desarzonada de un caballo, la Avaricia ahorcada con su propia bolsa de dinero, la Envidia, cuya lengua es arrancada por un demonio, la Lujuria, representada por una mujer con sus pechos desnudos, atada por el cuello con su amante.En el dintel puede leerse la siguiente frase: «Pecadores, si no cambiáis vuestras costumbres, sabed que sufriréis un juicio temible».La construcción del claustro por el abad Bégon III, a caballo entre los siglos XI y XII, comportó por su parte una auténtica floración de capiteles.Diecinueve de entre ellos siguen actualmente en la galería occidental, junto al antiguo refectorio.Desde 1975, el área del claustro ha quedado restablecida con un camino empedrado por Bernard Fonquernie, inspector general de los Monumentos históricos franceses.Con el discurrir de los años se la han ido añadiendo numerosas joyas.La cabeza del relicario contiene un fragmento de cráneo que ha sido autenticado.Realizada en la segunda mitad del siglo IX, el relicario medía 84 cm.
La iglesia abacial de Sainte Foy, vista desde el oeste en un dibujo de 1887-1901.
Fachada occidental
Vista lejana de la abacial de Santa Fe
Vista lateral de la abacial de Santa Fe.
Portada occidental de la iglesia
La nave
El tímpano de la iglesia abacial de Sainte-Foy de Conques
Capitel del claustro.
Relicario de Santa Fe.