[1] Son habituales en patios, jardines, plazas, o en lugares singulares de la ciudad, embelleciéndolos y resaltando su importancia.
Otra de las primeras fuentes se registra tallada en piedra en Tello (Babilonia) 300 años a. C.[3] En la Edad Media, la cultura islámica elaboró bellos ejemplos del fuentes en edificios privados y zonas públicas, tales como palacios, patios, jardines, plazas y mezquitas, combinando la utilidad con la belleza, sirviendo estas también para aclimatar los citados espacios.
Generalmente se utiliza un panel solar flexible (12 voltios) para ahorrar energía y tenerla funcionando todo el día.
En la restauración de estas fuentes se utiliza una mezcla de resinas sintéticas y polvo de mármol natural que presenta una alta tolerancia al desgaste físico, así como una gran resistencia a las reacciones químicas.
Sin embargo, los experimentos llevados a cabo han revelado que estos nuevos materiales utilizados son mucho más propensos a desarrollar algas que los materiales originales de las fuentes.