Se le considera el mejor discípulo del Greco, si bien evolucionó hacia un naturalismo tenebrista totalmente opuesto.
Hijo de comerciantes y artesanos toledanos, Tristán entró a trabajar en el obrador del Greco, cuyo estilo imitó hasta el punto de haber confundido en ocasiones a los críticos, que han atribuido obras de cada uno al que no era.
Se le considera el principal discípulo del pintor toledano, sin contar al hijo de este, Jorge Manuel Theotocópuli, de calidad muy inferior.
No estilizó tanto las figuras como el Greco e intentó matizar un Manierismo ya pasado de moda con el enfoque naturalista en los pormenores y el tratamiento de la materia, enfoque que provenía del caravaggismo italiano y los ecos de la Contrarreforma.
En la Guerra Civil se destruyeron las esculturas de santos del retablo, pero los lienzos desgarrados pudieron repararse en el Museo del Prado, y casi todos se devolvieron en 1942; en este museo quedaron los de Santa Mónica y Magdalena.