Alfonso E. Pérez Sánchez supone que antes completaría su formación en Madrid en contacto con Juan van der Hamen, por las características de su obra, de una sutileza extrema y «más próxima desde luego al bodegonista madrileño que a su rudo maestro toledano».
De Camprobín se conocen algunos bodegones, como el Bodegón con aves muertas de Dallas (Museo Meadows), firmado en 1653, con una composición escalonada semejante a las empleadas por Juan van der Hamen y un violento claroscuro, o el Cesto con melocotones y ciruelas ingresado en 2006 en el Museo Nacional del Prado, junto con tres floreros.
Camprobín muestra en ellas siempre un delicado sentido del color y una notable precisión en el dibujo.
Algunas flores y pétalos caídos sobre la mesa dotan a la composición de un aspecto casual, y las mariposas revoloteando entre las flores evocan el triunfo del arte sobre la naturaleza según el tópico de Zeuxis, que engañó a los pájaros con sus uvas pintadas.
Entre ellos, sobre una mesa, se disponen objetos cotidianos (libros, monedas, naipes, un laúd, un pistolón y una gran caracola) cargados de valores simbólicos.