Manos muertas
O también: Poseedores de bienes, singularmente inmuebles, en quienes se perpetúa el dominio por no poderlos enajenar ni transmitir.Este cambio de propietarios, supuso en la práctica que algunos se enriquecieran fácilmente y acumularan grandes propiedades.No podían enajenarse por ninguna autoridad eclesiástica ya fuera obispo, abad o prior a riesgo de ser suspendida a divinis e incluso excomulgada.Además, quien adquiriese esos bienes procedentes de manos muertas podría perderlos; sólo se actuaba legalmente contra la persona había comprado o vendido, nunca contra la Iglesia.La crítica ilustrada de la época del despotismo ilustrado dio paso a los primeros intentos de desamortización, que podrían quedarse en meros proyectos o dar lugar a cesiones autorizadas por el Papa o el clero local como contribución a los gastos de la corona habitualmente en situación financiera precaria.