Su continuador en la década siguiente será el general Manuel Gutiérrez Mellado, miembro destacado del círculo de militares reformistas que tuvo en Díez-Alegría a su principal mentor».
[14] Como ha destacado Juan Francisco Fuentes, «muerto Franco, la lealtad al rey, el acatamiento, aunque fuera a regañadientes, del poder constituido y la ruptura de la tradición golpista hicieron más llevadera la difícil convivencia con una democracia en construcción.
[24][27] Sin embargo, el general Alfonso Armada, entonces secretario de la Casa Real, le transmitió al rey una versión menos triunfalista.
[35] Su nombramiento no fue bien acogido por los otros ministros militares porque Gutiérrez Mellado tenía menos antigüedad que ellos (acababa de ser ascendido a teniente general).
Cuatro días después eran destituidos los dos militares adscritos a la Sección Militar y Técnica del ministerio responsables de haber difundido la «versión oficiosa».
[43] Mes y medio antes se había aprobado en referéndum la Ley para la Reforma Política que abría las puertas a la convocatoria de las primeras elecciones democráticas desde 1936.
Al día siguiente, tras reforzarse la seguridad del Palacio de la Moncloa, Tejero e Ynestrillas eran detenidos mientras la prensa relataba el plan golpista.
«Solo la enérgica intervención del general liberal Antonio Pacual Galmés evitó que se sumara la decisiva División Acorazada Brunete (DAC)», afirma Paul Preston.
En los discursos que pronunciaron los neofranquistas José Antonio Girón de Velasco y Blas Piñar pidieron la intervención del Ejército.
Acordaron que seguirían en contacto a través del ayudante de Milans, el teniente coronel Pedro Mas Oliver.
[165] Así pues, según Roberto Muñoz Bolaños, la «Solución Armada» «fue una operación civil, diseñada por miembros de la élite económica y política conservadora, con un componente militar subordinado».
[176] Quince días después Merlín volvió a insistir en el mismo tema con otro artículo, titulado «De Gaulle o la pechuga».
Según José Luis Rodríguez Jiménez, estuvieron los generales Carlos Iniesta Cano y Manuel Cabeza Calahorra, este último integrante del Colectivo Almendros.
[266] Por primera vez desde que era rey, don Juan Carlos compareció ante las cámaras sin la presencia del resto de la familia real.
[300] De hecho, el general Armada aún hizo un último intento para salvar la «operación solamente política», como la llama Cercas.
Don Juan Carlos lo remitió al vicepresidente Gutiérrez Mellado y este recordó posteriormente que cuando Armada fue a verle estaba lleno de ira.
[330] Ya antes del verano Manuel Fraga, líder de Alianza Popular, había advertido: «si no se toman medidas, el golpe será inevitable».
[335] Según Ricardo Muñoz Bolaños, el golpe no solo estaba escasamente preparado, «sino que tenía errores de diseño.
Media hora después comenzaban a abandonar el Palacio de las Cortes los diputados y los miembros del gobierno secuestrados.
Aunque no se estaba emitiendo en directo, había cuatro cámaras enviando su señal a la unidad móvil de TVE.
[652] Cuando al día siguiente Calvo Sotelo anunció la composición de su nuevo gobierno se destacó como principal novedad que por primera vez desde la guerra civil no había ningún militar entre sus miembros.
No obstante, las sanciones que se les impusieron fueron anuladas por el Consejo Supremo de Justicia Militar y por la Audiencia Nacional.
Su proyecto era sustituir la monarquía parlamentaria por un régimen presidencialista autoritario encabezado por una «personalidad militar» que asumiría «todos los poderes de la Administración del Estado».
[761] Según Javier Cercas, «la Corona se armó de un poder y una legitimidad con las que antes del golpe ni siquiera había soñado.
Por un lado, los golpistas dieron una penosa imagen de sí mismos durante aquellas “diecisiete horas grotescas", como las llamó Calvo Sotelo, y en el juicio celebrado al año siguiente.
[789] La ficción ideada por Anasagasti tuvo una segunda vida cuando el medio digital ultraderechista mediterraneodigital.com la reprodujo cinco años después bajo un titular sensacionalista: «Los papeles del 23-F salen a la luz.
Ahí radica su indudable originalidad», concluye Fuentes (quien, por otro lado, llama la atención sobre la participación en el falso documental de Iñaki Anasagasti).
[793] Pronto los medios independentistas catalanes se hicieron eco del libro porque venía a confirmar la «falsa teoría según la cual Juan Carlos había salvado la democracia».
Según Vicent Partal, director del digital independentista Vilaweb, «hoy en día todos los relatos serios sobre el 23-F coinciden en los detalles básicos.
Ese ha pasado siete años en la cárcel, se ha ido a su pazo de Galicia y el tío jamás ha dicho una palabra.