Neofranquismo

Mientras los primeros consideraban que para hacer frente a la «subversión» era necesario reafirmar «los principios fundamentales del régimen, y no su desnaturalización con unas reformas que acabarían llevándole a la perdición», los segundos pensaban que «el desfase entre las estructuras políticas vigentes y la realidad social y cultural española hacía imprescindible una adaptación del régimen a los nuevos tiempos que evitase una crisis provocada por el creciente anacronismo del franquismo».

El triunfo de los inmovilistas fue absoluto cuando en octubre de 1969 (tras el estallido del escándalo Matesa)[11]​ Franco le dio carta blanca a Carrero Blanco para que formara un nuevo gobierno, con él como vicepresidente, y este se deshizo de los tres ministros «aperturistas» (Fraga, Castiella y Solís Ruiz) y nombró un gabinete integrado casi exclusivamente por «tecnócratas» opusdeístas.

Para ello se propone aglutinar, según José Luis Rodríguez Jiménez, «las corrientes falangistas identificadas plenamente con el franquismo y los sectores todavía vinculados al integrismo católico» con el fin último de «hacer posible la continuidad del sistema de organización política a la muerte del fundador del régimen».

Allí se discutió un plan «para clarificar ideas con una visión sobrenatural y [...] luchar contra las fuerzas del mal a escala universal».

[18]​ En 1969 Blas Piñar, el líder indiscutido de Fuerza Nueva, manifestó: «Nuestras y nuestros Principios han sido machacados en el arroyo por los propios dirigentes de la política española».

[22]​ A partir de 1968 Fuerza Nueva se empieza a organizar como una asociación política encubierta aprovechando su extensa red de delegados, que mantienen relaciones estrechas con grupos falangistas y tradicionalistas y con las hermandades de excombatientes franquistas y que cada año celebran unas jornadas presididas por Blas Piñar.

Fue conocido como el «gironazo» y en él arremetía contra las veleidades «aperturistas» del Gobierno de Carlos Arias Navarro y recordaba la victoria franquista en la guerra civil como fundamento de la legitimidad del Régimen:[28]​

[30]​ El atentado fue utilizado por la extrema derecha para presionar al gobierno, cuyo presidente Carlos Arias Navarro se defendió criticando la actitud de «algunos sectores, proclives a anclarse en la nostalgia».

Los ex Combatientes elegirán libremente a quienes crean más idóneos para la función que les aguarda en servicio de la patria, sin que su presidente se incline por una u otra tendencia».

Esta declaración fue interpretada como un apoyo tácito a Alianza Popular, entonces «la principal fuerza política de un neofranquismo renovado».

Presidida por el franquista reformista y exministro Manuel Fraga Iribarne, a ella se habían ido incorporando numerosos exministros y exprocuradores en Cortes, como Laureano López Rodó, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz o Gonzalo Fernández de la Mora.

Silva Muñoz y Fernández de la Mora tampoco volvieron a AP.

[38]​ El escaño obtenido por Blas Piñar sería el único que conseguiría un partido neofranquista (o neofascista) en toda la historia de la democracia española, ya que no lo revalidaría en las elecciones siguientes.

[41]​ Solo un mes después de celebrarse las elecciones, Fuerza Nueva anunciaba su disolución (escogió la fecha del «20N») aduciendo, entre otras razones, las dos siguientes:[42]​

Su domicilio social estaba ubicado en el inmueble de Fuerza Nueva Editorial.

Le sustituyó Diego Márquez que intentó marcar las diferencia de Falange con Fuerza Nueva.

Veinticuatro consejeros nacionales opuestos a la decisión fueron cesados por Márquez de forma fulminante.

Esto se debió, según José Luis Rodríguez Jiménez, a su incapacidad para adaptarse al cambio cultural y de valores que había experimentado la sociedad española (no se daban las condiciones que posibilitaran «el éxito electoral de fuerzas políticas vinculadas al neofranquismo o al neofascismo»); al recuerdo de la guerra civil (alentado por los neofranquistas) que hizo que se contemplara «con desconfianza la propaganda de fuerzas que representan opciones extremistas» (los programas de los partidos neofranquistas apenas diferían de los del primer franquismo); a que centró «su propaganda en un supuesto caos del sistema democrático», y este nunca se produjo; a que «no elaboró ningún tipo de análisis en torno a lo que podía significar, y como debía ser afrontada, la transición del régimen autoritario franquista a una democracia parlamentaria en el seno de una monarquía constitucional.

Tan sólo tenía un objetivo: evitar que este proceso tuviera lugar», por lo que carecía de una estrategia electoral (su inmovilismo ideológico fue absoluto: no quisieron reconocer que «no había espacio para el franquismo después de Franco, y menos aún para la extrema derecha neofranquista»).

Bandera oficial de España durante el franquismo .
Logo del grupo Fuerza Nueva , que como parte integrante del « búnker » se opuso radicalmente a cualquier intento de "apertura" del franquismo.
Monolito levantado en Madrid en 1965 en honor de los alféreces provisionales que combatieron en el bando franquista «POR DIOS Y POR ESPAÑA».
Balcón de la fachada este del Palacio de Oriente desde el que el general Franco pronunció el 1 de octubre de 1975 su último discurso ante la multitud allí congregada como acto de homenaje a su persona y de desagravio por la reacción internacional de condena a los fusilamientos del 27 de septiembre .
Logo de la coalición Alianza Nacional 18 de Julio , integrada por Fuerza Nueva y por Falange Española de las JONS . Se presentó a las las elecciones de junio de 1977 , pero no obtuvo ningún escaño.
Visitantes neofascistas en el Valle de los Caídos usando una bandera franquista .