Priego

Su término municipal está bañado por las aguas de los ríos Trabaque, Guadiela y Escabas, dándose la circunstancia de que este último discurre a muy pocos metros del casco urbano.

Lo que vecinos y visitantes distinguen a primera vista es la presencia de dos montañas imponentes, las sierras del Rodenal y Valseco –conocida esta última como La Degollá–, que se coronan por encima de los 1.200 metros.

Por estar situado justo en la frontera entre la Serranía y la Alcarria conquense, Priego está rodeado de ríos, montañas y extensas llanuras, lo que proporciona a esta localidad un enorme patrimonio natural que se ofrece al visitante en perfecto estado de conservación.

En una u otra fecha pueden planificarse actividades de multiaventura, sector que en los últimos años viene despuntando gracias a las múltiples posibilidades que ofrece el entorno.

Según ésta, la cueva fue la morada de una joven princesa musulmana, Zobeya, que fue convertida en serpiente por unas hechiceras por orden del señor cristiano del castillo, al enterarse de sus amores con su hijo.

Según la tradición, todo aquel que osara entrar en la gruta para ver a Zobeya, se convertía en piedra.

El torreón recibe a los visitantes que llegan al pueblo procedentes de Cuenca y Madrid.

Las tres naves desembocan en el crucero, donde se levantan tres imponentes retablos decorados con pinturas y esculturas, entre ellas 8 tallas de madera del escultor vallisoletano José Salvador Carmona (1650) y 14 lienzos de Rafael Pedrós.

Años atrás, el convento fue utilizado como vestuario de un polideportivo situado a sus pies.

Pero las continuas agresiones delincuentes a los vestuarios, hicieron que se cerrase el polideportivo y la entrada pública al convento.

En su origen, el Convento del Rosal fue ocupado por la Orden de las Hermanas Concepcionistas Franciscanas.

Estuvo habitado, entre otras, por María de Mendoza y Teresa Carrillo, sobrinas del fundador.

La planta, dicen, se mantenía siempre verde, incluso en los fríos meses de invierno.

La leyenda asegura que algunas monjas cortaron tallos del rosal como esquejes pero nunca enraizaron.

Los monjes franciscanos habitaron este nuevo edificio hasta que en 1808, con motivo de la invasión francesa, los religiosos se dispersaron.

En su interior destaca una pequeña iglesia de estilo barroco que se caracteriza por los frescos que adornan la bóveda y la cúpula bajo las que todavía hoy se ofician algunas misas, en especial las que se celebran a mediados de septiembre en honor al Cristo de la Caridad, obra del escultor José Salvador Carmona creada en el siglo XVIII y expuesta en una pequeña capilla del convento hasta la que peregrinan muchos vecinos de la comarca.

Si bien la iglesia del convento siempre ha estado en buenas condiciones, el resto de dependencias, mayormente dormitorios, habían acusado el paso del tiempo y en los últimos años han tenido que ser rehabilitadas.

Actualmente la iglesia y la capilla del Cristo de la Caridad están abiertas a fieles y visitantes, mientras que las habitaciones suelen ser ocupadas temporalmente por los campamentos infantiles que el convento acoge cada año.

Vista parcial del Estrecho de Priego y la Hoz del Conde
El río Escabas coge velocidad a su paso por el Estrecho de Priego
Vista nocturna del Palacio de los Condes de Priego, actualmente sede del Ayuntamiento
Priego a finales de la década de 1970
Haces de mimbre en Priego a mediados de la década de 1980
La calle Larga y la plaza de los Condes de Priego son la zona de mayor actividad comercial y el centro de la vida social del pueblo
Centro urbano de Priego presidido por la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari
Antiguo Palacio de los Condes de Priego, hoy convertido en la sede del Ayuntamiento
Vista de la única torre que se conserva del conjunto monumental
Vista parcial de la nave central de la iglesia, tomada desde el coro
Vista aérea del convento de San Miguel de la Victoria construido a los pies del monte del Rodenal
Fachada y lateral del Convento de San Miguel de la Victoria
Puente Liende de Priego sobre el río Escabas