Ejerció una fuerte influencia sobre su marido y jugó un papel importante en sus decisiones sobre la elección de personal, así como en cuestiones diplomáticas.
[10] Como su madre debía viajar frecuentemente por el país por su trabajo de actriz, Nancy fue criada en Bethesda, Maryland, durante los siguientes seis años por sus tíos Virginia y Audley Gailbraith.
[11] Nancy describió cómo le echaba de menos a su madre durante esos años: «mis momentos favoritos eran cuando mi madre tenía un trabajo en Nueva York, y mi tía Virginia me llevaba en tren para estar con ella».
[19] Davis apareció en 11 películas, generalmente encasillada como una «ama de casa leal»,[20] una «joven madre responsable» o una «mujer firme».
[22] Personificó a una psiquiatra infantil en el filme negro Shadow on the Mall (1950), con Ann Sothern y Zachary Scott; su actuación ahí fue llamada «bella y convincente» por el crítico del New York Times A.
El influyente crítico Bosley Crowther de The New York Times escribió que «Nancy Davis [es] encantadora como [una] gentil, normal y comprensiva esposa».
[30] En su penúltima película, Hellcats of the Navy (1957), interpretó a la enfermera Lieutenant Helen Blair y compartió cartel por única vez con su marido, incursionando como lo que un crítico más tarde llamó «una ama de casa que viene de paseo».
[14] Reagan luego le informó que se había confundido con otra actriz del mismo nombre.
[41] En 1998, cuando su marido padecía mal de Alzheimer, Nancy le dijo a Vanity Fair: «nuestra relación es muy especial.
Se involucró mucho con el Programa de Abuelos Adoptivos,[53] ayudando a acrecentar su popularidad en los Estados Unidos y luego en Australia.
[56] El mandato como gobernador de Reagan terminó en 1975 sin que decidiera participar en una tercera campaña por la reelección; se reunió con sus asesores para discutir una posible candidatura a la presidencia en las elecciones nacionales que se llevarían a cabo al año siguiente, desafiando al por entonces presidente Gerald Ford.
Durante su segunda campaña, Nancy ejerció un papel muy importante y su gestión del personal se volvió más evidente.
[63] En lugar de utilizar los fondos del gobierno para renovar y redecorar la vivienda, buscó donaciones privadas.
[69][70] Su estilo fue comparado favorablemente con el de la anterior primera dama, Jacqueline Kennedy Onassis,[71] sin embargo, sus amigos y personas más cercanas comentaron que, aunque era una mujer elegante como Kennedy, Nancy sería diferente a las otras primeras damas y su amiga íntima, Harriet Deutsch, llegó a decir que «Nancy tiene su propio sello».
[81] Barbara Walters dijo al respecto: «Todos los días durante ocho largos años ha encarnado la palabra "elegancia"».
[7] Mientras que Jacqueline Kennedy se había enfrentado también a algunas críticas de la prensa por sus habituales gastos, el trato hacia Reagan era mucho más consistente y negativo.
[89] Nancy Reagan trató sobre las críticas en su autobiografía de 1989, Mi turno, donde comentó que en un almuerzo con el expresidente del Comité Nacional Demócrata, Robert Strauss, este le dijo: «La primera vez que llegaste a la ciudad, Nancy, no me agradabas para nada.
[97] Su campaña se enfocó en educar a la juventud sobre drogas y en advertirles del peligro que conlleva el abuso de estas sustancias.
[111] Pensó que él debía renunciar, y se lo expresó a su marido, aunque no compartió su punto de vista.
A Nancy le resultaba difícil conversar con Raísa y la relación de ambas fue descrita como «fría».
Diez días después de la operación, su madre, Edith Luckett Davis, murió en Phoenix, Arizona, a los 99 años, por lo que Nancy definió aquel período como un «mes terrible».
[131] La fundación se asoció con BEST Foundation For A Drug-Free Tomorrow en 1994, y desarrolló el Programa Extraescolar Nancy Reagan.
También se encargó de solicitar al expresidente George H. W. Bush, así como a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher y al ex primer ministro canadiense Brian Mulroney, para que pronunciaran un discurso durante la ceremonia religiosa en la Catedral Nacional.
[142] Nancy prestó mucha atención a los detalles, algo que siempre había hecho en la vida de su marido.
Después de las críticas considerables durante su mandato como primera dama se la vio algo así como una heroína nacional, y muchos la elogiaron por el apoyo y los cuidados que prestó a su marido mientras sufría el mal de Alzheimer.
News & World Report, opinó: «después de una década en las sombras, surgió una Nancy Reagan diferente, más suave».
[148] A pesar de que no pudo cambiar la posición del presidente, apoyó su campaña para un segundo mandato.
Aunque no participó en las discusiones, se sentó en la primera fila y escuchó a los hombres que competían por convertirse en el 44.º presidente de la Nación.
[165] Nancy reveló en una entrevista con Vanity Fair que Michelle Obama la había telefoneado para pedirle consejos sobre la vida y el entretenimiento en la Casa Blanca.
T, Maria Shriver, Wayne Newton, Johnny Mathis, Anjelica Huston, John Stamos, Tom Selleck, Bo Derek y Melissa Rivers.