[1] De los 73 policías que participaron en los interrogatorios, fueron detenidos cinco, solo dos fueron encausados y quedaron libres, tras recurrir la sentencia a siete meses de prisión que no llegaron a cumplir.
Les mantienen incomunicados y en interrogatorios durante nueve días hasta su traslado a prisión.
En prisión hay testimonios del estado en que llega Joseba Arregi, que afirman Poco después es ingresando en el Hospital Penitenciario, donde murió poco después a causa de las lesiones producidas por las torturas durante el interrogatorio.
El titular del Juzgado de Instrucción número 13 hace público el informe del forense sobre la autopsia en el que se ratifica la "violencia física" y señala como causa de la muerte «un fallo respiratorio originado por un proceso bronconeumónico».
Los hematomas superficiales, las erosiones y esquimosis demuestran violencias físicas sin relación etiopatogénica con el proceso bronconeumónico.
Las quemaduras en ambos pies no son recientes, pero tampoco antiguas, ya que todavía están en fase de reepitalización grave y han sido sometidas a tratamiento tópico.
Hubo tensiones entre Rosón y el titular de Justicia, Fernández Ordóñez.
También hubo tensiones entre la policía y los responsables médicos del hospital penitenciario sobre el tratamiento que le habían dado al preso.
La ceremonia religiosa es concelebrada por once sacerdotes en cuya homilía se hice referencia a la paz y a la necesidad de luchar contra toda manifestación de violencia.
Tras la ceremonia se traslada el féretro, cubierto con una ikurriña, al cementerio entre gritos de protesta.
Previamente se había desestimado la imputación de los médicos que tuvieron relación con los hechos.
En el auto dictado se acuerda la libertad provisional de los dos policías y se deja sin efecto el anterior auto de prisión, con devolución de las fianzas depositadas por los ahora condenados y por otros tres policías que no lo fueron, justificando los golpes como necesidad para la reducción del preso y la muerte como un fallo respiratorio.