Entre varios otros, el autor agradece a Miguel Ángel Aguilar, Óscar Alzaga, Luis Alegre, Luis María Anson, Jacinto Antón, Diego Camacho, al propio Santiago Carrillo, Carme Chacón, Manuel Fernández-Monzón Altolaguirre, Felipe González, Jordi Gracia, Joaquim Nadal, Alberto Oliart, Ángel Quintana, al excomandante Ricardo Pardo Zancada, Javier Pradera, Francisco Rico, Narcís Serra y David Trueba.
[32] El plan definitivo que se contempló para el golpe militar del 23 de febrero de 1981 se basó en los siguientes pasos:[32] Con respecto a su ejecución, los tres primeros pasos fueron casi un éxito absoluto, y por ello durante los diez primeros minutos del golpe, todo estaba dispuesto para creer que este había triunfado.
[nota 3] La entrada al Congreso logró ser incruenta, pero no verse como un «golpe blando», pues hubo múltiples disparos que se transmitieron en directo por la radio, dando una imagen de «golpe duro», que representaría el primer problema concreto de los golpistas.
Para el tercer paso, Miláns encargó al comandante Ricardo Pardo Zancada que sublevara la Brunete, con la ayuda de su superior San Martín —quien sin embargo a esa hora se encontraría en una reunión con su superior, el general José Juste— y del general Luis Torres Rojas —quien volaría ese mismo día a Madrid desde La Coruña.
[36] Sin embargo, pese a todas las acusaciones de los ultraderechistas en su contra, su honestidad personal y lealtad al ejército fueron, hasta donde se sabe, incuestionables.
Es posible también que el 23F, durante las horas previas al golpe, fuera para Gutiérrez Mellado un día feliz, pues tras la sustitución de Suárez ya había decidido que dejaría su cargo, se jubilaría y pasaría sus últimos años alejado de la política, la prensa y los cuarteles.
Había candidatos más evidentes para la sustitución, como José María de Areilza o Manuel Fraga, pero sus mandatos habrían opacado a la figura del Rey.
[37] Cuando Gutiérrez Mellado conoció a Suárez, veinte años menor que él, quedó encandilado por su simpatía, energía y claridad de ideas.
Teniéndose ambos una confianza recíproca, su relación trascendió lo laboral y forjaron una estrecha amistad, frecuentándose prácticamente todos los días en un entorno más familiar.
Su influyente secretario, Sabino Fernández Campo, general distanciado de Armada, fue quien oyó los disparos en el Congreso por la radio y avisó al Rey.
Tejero le colgó sin dejarlo terminar, por lo que llamó a su amigo el general Juste, jefe de la Acorazada Brunete.
Así este último se enteró de que lo habían engañado, pues Armada no posee el beneplácito del Rey.
[44] Con Suárez pasaba exactamente lo contrario, pues superficialmente parecían muy distintos, pero en el fondo compartían muchas cosas en común.
[47] Para legalizar el PCE, los comunistas debieron sacrificar sus símbolos más característicos, entre ellos su bandera, aprobar oficialmente la monarquía y demostrar que habían abandonado las armas.
Ya retirados, su amistad se volvió más íntima, hasta que Suárez comenzó a enfermar.
De los demás, solo Miláns se comportó al menos valientemente, desobedeciendo explícitamente al Rey, mientras que los demás —entre ellos Pedro Merry Gordon, Antonio Elícegui Prieto, Ángel Campano López, Manuel Fernández Posse, Antonio Delgado Álvarez, Jesús González del Yerro— actuaron cobardemente y sin honor, adoptando posturas ambiguas en función de sus propios intereses.
Paralelamente, Armada inició lo que se conoció como la Operación Armada: primero envió un informe a la Zarzuela donde sugería la sustitución de Suárez por un gobierno unitario, presidido por un independiente, quizás militar; dicho informe se propagó por «el pequeño Madrid del poder» y su alternativa de cambio, potenciado por el lobby político de Armada —donde exageraba su confianza mutua con el Rey y que incluyó sobre todo conversaciones separadas con este y Miláns— comenzó a considerarse viable.
[53] De acuerdo a la versión judicial y oficial, Cortina no tuvo ninguna responsabilidad en el golpe; según la versión de Tejero dada durante el juicio, sí la tuvo, pero logró salir impune gracias a coartadas muy bien pensadas.
[63] El desmantelamiento del franquismo se hizo posible gracias a una idea inicial de Fernández-Miranda.
De este modo, las Cortes Franquistas acabaron por sí mismas con su propio régimen autoritario, votando masivamente a favor del referéndum.
[64] Durante los últimos minutos del vídeo en el Congreso, ingresan al hemiciclo el ayudante de Mellado, comandante de caballería José Luis Goróstegui, y Antonio Jiménez Blanco (UCD) quienes logran que los dejen entrar para acompañar a Suárez y contarle noticias del exterior.
Suárez, apelando a su título de presidente, pide infructuosamente hablar con quien sea el líder del golpe.
[65] Hacia las 1:30 a. m., luego del apoyo televisivo del Rey en favor de la democracia, comenzaron a salir a la luz numerosas declaraciones de políticos, sindicalistas, profesionales y periodistas que hasta entonces habían callado, repudiado el golpe y acaparando los medios.
Esto sumado al desacuerdo entre Armada y Tejero, ya había hecho fracasar el golpe blando.
Zancada tampoco logró convencer al periódico El Alcázar ni a la emisora La Voz de Madrid para difundir propaganda golpista.
[nota 7] Finalmente, aunque haya habido varios otros involucrados, los únicos procesados de toda la AOME fueron Cortina y Gómez Iglesias.
La única excepción a la regla fue Pardo Zancada, quien desde un comienzo asumió su responsabilidad y no mintió ni se contradijo en sus declaraciones.
El último en abandonar la cárcel fue Tejero, quien desde allí postuló a las elecciones generales de 1982 con su efímero partido Solidaridad Española.
Armada fue indultado en 1988, continuando su vida aristocrática, sin abandonar su monarquismo pero manteniendo una postura ambigua al respecto.
Así, entre otros, recibió positivos comentarios por parte de M. Rodríguez Rivero, Jordi Gracia, Alberto Manguel, J. J. Armas Marcelo, Sergi Pàmies, J. A. Masoliver Ródenas, Javier Pradera, Domingo Ródenas, Miquel Porta Perales, Màrius Serra, J. A. González Casanova, Félix Romeo, Felipe Fernández-Armesto, Joaquín Estefanía, Nick Caistor, Toni Soler, Susana Fortes, Enric González, Rafael Núñez Florencio y Santos Juliá.