[7] Esta novela también puede leerse como una versión más local sobre la época posterior al franquismo, en contraste a la versión mucho más política abordada por el mismo autor en su libro anterior, Anatomía de un instante.
Un día un amigo lo llevó a conocer los albergues provisionales creados en los años 1960, en el otro lado del río Ter, quedando impresionado por la existencia de tanta miseria ubicada a solo cien metros de donde vivía.
En dichos albergues vivieron los tipos de delincuentes juveniles que Cercas pretendía abordar en una novela.
[11] Para documentarse Cercas entró a las cárceles de Gerona, Figueras y Quatre Camins.
Balcells y Trueba leyeron un borrador de la obra e hicieron sugerencias al autor sobre ella.
Al igual que en obras anteriores, también se apoyó en el trabajo del catedrático de literatura española Jordi Gracia García.
A diferencia de otras de sus obras, aquí los personajes son todos ficticios, estando el personaje del Zarco inicialmente inspirado en El Vaquilla, pero también en varios delincuentes que vio a menudo durante su adolescencia.
El libro acaba con un epílogo titulado «La verdadera historia del Liang Shan Po», e incluye una nota final de agradecimientos, donde menciona a distintas personas y libros que le ayudaron durante el desarrollo de la novela.
El Zarco, que lo apodó «Gafitas» por sus anteojos, iba acompañado de Tere, una hermosa muchacha que lo estimuló para comenzar a ir con ellos a La Font, un bar del peligroso barrio chino ubicado en el casco antiguo de la ciudad.
También solían ir a discotecas, donde tanto la Tere como el Zarco se metían con quienes querían, sin saber nunca Cañas si eran o no pareja.
[19] De acuerdo con el inspector Cuenca, un joven policía oriundo de Cáceres que tras instruirse en la caótica Madrid había decidido instalarse en la tranquila Gerona,[20] la banda del Zarco comenzó a consolidarse más o menos cuando Gafitas se unió a ella.
[21] Hasta entonces la delincuencia en la ciudad se concentraba en el barrio chino y estaba controlada.
[20] Sin embargo, nadie podía predecir que el Zarco se convertiría en un famoso delincuente y drogadicto español, ni que otros jóvenes seguirían su ejemplo más adelante, comenzando a delinquir independientemente por drogas, al margen de los adultos.
Cañas, que en la Universidad había dejado las drogas, tenía una hija y estaba divorciado, ahora era un prestigioso abogado, que todos esos años había continuado pendiente de las andanzas del antiguo líder de su banda.
Gafitas entonces decide tomar su caso, por conveniencia mutua y como una manera de saldarle favores del pasado.
[26] El Zarco había tenido numerosas admiradoras y gozaba de beneficios carcelarios.
Para ello recurrió a María, quien desenvolviéndose con naturalidad ante los medios, asumiendo un rol de «samaritana enamorada», se fue convirtiendo también en una estrella mediática.
Finalmente consiguieron regresarlo a la cárcel al amanecer,[32] y Requena hizo la vista gorda.
Sin embargo, Tere se distanció de Cañas, no volviéndose a ver hasta el matrimonio del Zarco y María.
Decidió olvidarlos, pero tres años después reapareció Tere en su despacho, pidiéndole nuevamente ayuda con el Zarco, y asegurándole de que en realidad eran medios hermanos, y que este no tenía a nadie salvo a ellos dos.
María comenzó a perder poder mediático y no le guardaron rencor alguno.
Tere dejó los estudios y siguió pendiente del Zarco, viendo a Cañas solo ocasionalmente.
Enferma y débil, ésta le confiesa que no pudo cambiar su vida pese a haberlo intentado.
Pese a los intentos de Cañas, no pudo llevarla consigo y debió dejarla allí definitivamente.
Finalmente Cañas queda con la incertidumbre de si Cuenca o Tere decían la verdad, de si incluso Tere era en realidad o no media hermana del Zarco, pero entendiendo también que todo aquello ocurrió hace tanto que ya a nadie más le importa.