[4] En 2010, el equipo médico de Zarzuela detectó en un pulmón del rey un nódulo que podría ser cancerígeno.
La biopsia posterior determinó que era benigno y el debate sobre la sucesión quedó aparcado.
Diez días más tarde, Spottorno convoca a sus dos antecesores en el cargo, Fernando Almansa y Alberto Aza, y, en una reunión a cuatro, comienzan a vislumbrar los múltiples interrogantes jurídico-políticos, y también de índole personal para el propio monarca, que entraña articular la futura ley, ya que la Constitución se limitaba a dictaminar, en su artículo 57.5, que cualquier duda tendría que resolverse mediante una ley orgánica y aprobarse por el Congreso de los Diputados por mayoría absoluta.
Entre los interrogantes personales, se trataba de determinar, entre otras cuestiones, si Juan Carlos podría seguir o no residiendo en La Zarzuela.
En cualquier caso, el temor mayor de «los cuatro magníficos» (como llegaron a ser conocidos coloquialmente en palacio) era que las fuerzas políticas no favorables a la monarquía «aprovecharan» esa ley para «abrir el melón» sobre la forma de Estado.
[10] Durante las deliberaciones surgió otra espinosa cuestión relativa a los derechos dinásticos dentro de la propia familia real, ya que los partidarios de que Felipe fuera el sucesor indiscutible se enfrentaban a un dilema: por un lado, era imprescindible desarrollar y aprobar la ley orgánica que exigía la Constitución, lo cual haría insoslayable la reforma pendiente de ese mismo artículo 57 para suprimir la prevalencia del varón sobre la mujer en la sucesión al trono; pero, por otro, esa cuestión había de abordarse después de que Felipe fuera rey, porque, si no, las que podrían reclamar sus derechos serían las infantas, Elena y Cristina.
[13] El monarca, contrariado por la indiscreción, y pese a ser consciente de su veracidad, ordenó que se desmintiera.
El documento de donación tenía la fecha manuscrita, lo que hacía sospechar que había sido preparado sin ese dato, «en previsión de [necesitar] presentarlo a las autoridades judiciales con la [fecha] más conveniente para su defensa si se abría una investigación».
Y Mohamed VI le ofrece una amplia finca cerca de Marrakech donde podría construir un palacio.
El discurso, sin embargo, era inevitable, así que, pasadas las 13:00 horas, Juan Carlos accede al atril y, tras los saludos de rigor, toma la palabra.
Los asistentes se dan cuenta enseguida de las dificultades por las que está pasando el orador.
El capitán general del ejército, más que pronunciar un discurso, «balbucea» las líneas escritas.
[14] Al fin, tras saltarse párrafos enteros, y «en medio de un bochorno conmiserativo», don Juan Carlos dio por finalizada su desafortunada alocución.
La prensa, las redes sociales y la bibliografía posterior retrataron con crudeza el angustioso episodio: «dos agónicos minutos, un instante de rubor nacional»; «un momento espantoso de vergüenza y angustia colectiva»;[8][11] además, el monarca proyectó una lamentable imagen ante la cúpula del Ejército, el colectivo al que se sentía más unido por vocación y afecto.
La fiesta se prolongó hasta últimas horas del domingo 5, cuando ya era noche cerrada en la ciudad inglesa.
La grabación en el palacio hubo de repetirse dos veces por equivocaciones del monarca saliente, por lo que la emisión se retrasó hasta las 13:05.
La petición llegaba en muy mal momento para el secretario general, que en esos días atravesaba sus horas más bajas como líder del principal partido de la oposición.
Pero, supeditando sus propios intereses a los del monarca, respondió: «Señor, si esa es vuestra decisión, contad conmigo.
Desde Izquierda Unida, Alberto Garzón resumió así los debates y tensiones internos de esos días:[31]
En ese contexto, el diputado socialista vasco y exalcalde de San Sebastián Odón Elorza remitió a la dirección del Grupo Socialista un escrito en el que pedía un debate interno en profundidad o que, en cualquier caso, se les concediera, a aquellos parlamentarios que así lo solicitaran, la libertad de voto «por razones de conciencia republicana».
Con la finalización de este trámite se tuvo por aprobada la ley orgánica por las Cortes Generales.
[50] La ley que autorizó la abdicación fue aprobada por las dos Cámaras parlamentarias y en presencia de las principales autoridades del Estado.
Desde la medianoche del 19 de junio, su hijo Felipe VI permanece como el nuevo monarca.
La formación política Podemos, que acababa de cosechar un sorprendente éxito en las elecciones al Parlamento Europeo, emitió un comunicado pidiendo un referéndum para decidir el modelo de Estado, un pacto que definitivamente reconociera a los españoles «como ciudadanos y no como súbditos».
[52] También ese día, esos mismos partidos políticos, así como movimientos sociales contrarios a la monarquía, convocaron en decenas de ciudades españolas concentraciones[53] para reivindicar un proceso constituyente.
[56] La manifestación republicana en Madrid, que tuvo lugar en la Puerta del Sol, reunió a, según las fuentes, entre 10 000 y 20 000 personas.
[64][65][66] En total se promovieron más de sesenta concentraciones en todo el territorio nacional.
[75] Etiquetas como #ElReyAbdica, #VivaElRey, #FelipeVI, #ReyFelipeVI, #JuanCarlos, #ElRey, #Borbones o #IIIRepública copaban los primeros puestos.
[84] Una encuesta realizada por TNS Demoscopia para Antena 3 revela que dos de cada tres ciudadanos creen que la abdicación se ha realizado en un momento oportuno, y el 60 % apoya la proclamación del príncipe Felipe como nuevo rey.
[85] Los españoles, como las personas más cercanas al rey Juan Carlos, consideraron mayoritariamente que su decisión de abdicar la Corona era ya conveniente.