Literatura de Italia

La sociedad intelectual italiana se muestra en esta época con un talante especial, positivo, casi científico en la forma en que estudia el derecho romano.

Se considera a Giacomo da Lentini el inventor del soneto, estrofa poética que posteriormente sería perfeccionada por Dante y Petrarca.

Los diversos estilos de Dante (illustre, cardinale, aulico, curiale) se desarrollaron gracias a sus estudios lingüísticos sobre la Escuela Siciliana, la cual habría sido refundada por Guittone d'Arezzo en Toscana.

En 1258 el ermitaño Raniero Fasani dejó la caverna en la que había vivido durante muchos años y se presentó de improviso en Perugia.

Fasani se presentó a sí mismo como un enviado de Dios que debía revelar sus visiones y anunciar al mundo terribles presagios.

Habiendo estado durante largo tiempo ajena a la invasión alemana, la Toscana nunca sufrió un sistema feudal, por lo que las luchas internas no debilitaron su vida cultural.

A su vez, el juglar aretino Cene della Chitarra, que escribió canciones inspiradas en la vida rústica, se expresa sarcásticamente cuando parodia los sonetos de Folgore.

Otros relatos en prosa fueron incluidos por Francesco Barberino en su obra “Del comportamiento y las costumbres de las mujeres”, pero estos tienen mucha menor importancia.

Se considera su mejor obra la balada que compuso cuando fue expulsado de Florencia por su pertenencia al partido güelfo Blanco en 1300, refugiándose en Sarzana (Liguria).

Bajo el significado literal se esconde una alegoría: Dante, en su viaje a través del Infierno, Purgatorio y Paraíso, simboliza la mente humana en busca de la felicidad, tanto la terrena como la eterna.

La Divina Comedia definió el destino de la literatura italiana, dando lustre artístico a todas las formas literarias que la Edad Media había producido.

Finalmente, pero no por ello autores menos importantes, están Massuccio Salernitano (Tommaso Guardato), que escribió el Novellino, y Antonio Cornazzano, cuyos Proverbii fueron extremadamente populares.

Los petrarquistas, o aquellos que cantan al amor a la manera de Petrarca, se pueden encontrar ya en este siglo XIV.

Este caso de versificación histórica no es único, y está evidentemente conectado con el fenómeno similar que sucede en la literatura en latín vulgar.

Sperone Speroni en su Canace y Giraldi Cintio en su Orbecche intentaron convertirse en los innovadores de la literatura trágica, pero solo consiguieron hacerla grotesca.

Su fe religiosa, la seriedad de su carácter, la profunda melancolía que habitaba su corazón, su continua aspiración a la perfección ideal, todo le sitúa fuera del periodo literario representado por Maquiavelo, Ariosto y Berni.

El poeta no sigue fielmente los hechos históricos, pero nos coloca ante sus principales motivaciones, incluyendo en ellas la actuación sobrenatural de Dios y Satán.

Una vez que se hubo liberado de la dominación española en el siglo XVIII, la nueva situación política italiana comenzó a mejorar bajo José II, Emperador del Sacro Imperio Romano, y sus sucesores.

En su Ciencia Nueva, investigó las leyes que gobiernan el progreso de la raza humana, conforme a las cuales se desarrollarían los hechos históricos.

En sus Odas se escucha todavía su tono satírico, pero surge aún más fuerte en su El día, en el cual se imagina a sí mismo como preceptor que enseña a un joven patricio milanés los modos y maneras de la vida galante, descubriendo todas sus ridículas frivolidades y desenmascarando con delicada ironía la futilidad de los hábitos aristocráticos.

Estos autores escribieron sus obras originalmente en italiano; estas son, respectivamente: Dell'Origine, progressi e stato attuale d'ogni letteratura (Parma, Stamperia Reale, 1782-1799, 7 vols.

El también fue un historiador al estilo clásico, y trata los temas con sentimiento patriótico, pero como artista tal vez sea más excelso que ellos.

Versado en griego y latín, así como en los trecentistas italianos, dejó solo unos pocos escritos, pero están redactados en un estilo tan cuidadosamente elaborado que le hizo ser muy admirado en su tiempo.

Gioberti, un poderoso y polémico escritor, tuvo un gran corazón y una amplia mente; sus obras filosóficas están actualmente más bien muertas, pero su Primato morale e civile degli italiani quedará para siempre como un importantísimo documento de aquella época, mientras que su Jesuita moderno es la más tremenda acusación que se haya escrito nunca contra la Compañía de Jesús.

Entre los escritores en dialecto, el gran poeta romano Giuseppe Gioacchino Belli, encontró muchos sucesores, como Renato Fucini (Pisa), Berto Barbarani (Verona) y Cesare Pascarella (Roma).

Sus primeras poesías se distinguieron no solo por su exquisita belleza formal, sino también por su tono licencioso, características éstas que reaparecerán en el resto de su obra, poética o narrativa.

Durante este periodo de grandes cambios en la sociedad y la cultura italiana, la creencia positivista entra en decadencia (se rechaza la ciencia, lo real).

En Francia se mezcló y confundió con otro movimiento; el Simbolismo, cuyo padre espiritual fue Charles Baudelaire, tuvo también influencias de Mallarmé, Rimbaud, Verlaine.

Entre los autores más importantes ne los años del fascismo se encuentran Luigi Pirandello, Curzio Malaparte, Leo Longanesi, Giuseppe Prezzolini, Mino Maccari, Giovanni Papini.

Algunos escritores italianos contemporáneos son Umberto Eco, Antonio Tabucchi, Alessandro Baricco, Niccolò Ammaniti, Andrea Camilleri, Giulio Angioni, Stefano Benni, Aldo Busi, Dacia Maraini y Edoardo Sanguineti.

Edición de 1529 de la Divina comedia .
Una imagen de Boecio enseñando a sus alumnos (1385). Boecio , filósofo cristiano del siglo VI colaboró en mantener viva la tradición clásica en la Italia post-romana.
Federico II Hohenstaufen con su Halcón de Cetrería . De su libro De arte venandi cum avibus (Sobre el arte de cazar con aves) (fines del siglo XIII ).
Giotto de Bondone (1267-1337): Éxtasis de San Francisco.
Página del Tesoro de Brunetto Latini.
Fresco de Domenico di Michelino (1465), de la cúpula de la iglesia de Santa María del Fiore, en Florencia.
Francesco Petrarca.
Retrato de Boccaccio realizado por Andrea del Castagno (1450).
Lorenzo de Médicis.
Girolamo Savonarola.
Torquato Tasso.
Commedia del arte, ilustración del siglo XIX .
Portada de la primera edición de la Secchia Rapita del Tassoni, impresa en Ronciglione en 1624.
Giuseppe Parini
Giuseppe Parini
Ugo Foscolo.
Alessandro Manzoni.
Giacomo Leopardi.
Gabriele D'Annunzio
Eugenio Montale