Actualmente, se le atribuyen muchos logros durante su reinado, como la restauración de la autoridad real después del reinado de Enrique III, el establecimiento del Parlamento como institución permanente y, por tanto, también un sistema funcional para aumentar los impuestos y reformar el ordenamiento jurídico mediante estatutos.
[30] Eduardo fue enviado al extranjero y, en noviembre de 1260, se alió nuevamente con los lusiñanos, que habían sido exiliados a Francia.
Al año siguiente, Enrique III lo envió a una campaña en Gales contra Llywelyn ap Gruffydd, con resultados limitados.
[42] Mientras tanto, Montfort había hecho una alianza con Llywelyn y comenzó a trasladarse hacia el este para reunir fuerzas con su hijo Simon.
[55] Los planes fracasaron cuando las fuerzas francesas fueron azotadas por una epidemia que, el 25 de agosto, tomó la vida del propio Luis IX.
[63] Eduardo fue desafiante al principio, pero un ataque de un sicario musulmán en junio le obligó a abandonar cualquier campaña posterior.
[66] Estaba profundamente entristecido por la noticia, pero, en lugar de apresurarse a volver Inglaterra, hizo un viaje tranquilo hacia el norte.
[69] El nuevo rey se embarcó en un viaje por tierra a través de la península itálica y Francia, donde, entre otras cosas, visitó al papa Gregorio X.
[87] Sin embargo, los avances galeses terminaron el 11 de diciembre cuando Llywelyn fue atraído a una trampa y asesinado en la batalla del puente Orewin.
[94] Sus nuevos residentes eran inmigrantes ingleses, mientras que el galés nativo tenía prohibido habitar en estas y muchas estaban protegidos por murallas extensas.
[107][108] Aparentemente el rey inglés esperaba que esto conseguiría la pacificación de la región y le daría a su hijo más independencia financiera.
En 1291 sufrió un golpe devastador a sus planes cuando los mamelucos capturaron Acre, el último bastión cristiano en Tierra Santa.
Además, al igual que su padre, Eduardo era dedicado a su esposa y fiel con ella durante su vida de casados, una rareza entre los monarcas del momento.
[119] No obstante, las alianzas demostraron ser efímeras y Eduardo estaba enfrentando problemas en su país en ese momento, tanto en Gales como en Escocia.
No fue hasta agosto de 1297 que finalmente pudo navegar hacia Flandes y, en ese momento, sus aliados ya habían sufrido la derrota.
Su matrimonio con Margarita en 1299 puso fin a la guerra, pero todo el asunto había resultado costoso e infructuoso para los ingleses.
Después, en 1286, Alejandro III murió y dejó como heredera del trono escocés a su nieta de tres años, Margarita.
[130] Los magnates escoceses solicitaron a Eduardo que organizara los procedimientos y administrara el resultado, pero no para arbitrar en la disputa.
[138] Esto era inaceptable para los escoceses, que en lugar de eso formaron una alianza con Francia y lanzaron un ataque sin éxito contra Carlisle.
[148] En la observancia religiosa, también cumplía las expectativas de su época: asistía a la capilla regularmente y daba limosnas generosamente.
Este grupo étnico eran propiedad personal del rey inglés, que era libre de imponerles impuestos a voluntad.
[181] En 1280, los judíos habían sido explotados a un grado en el que ya no tenían mucha utilidad financiera para la Corona, pero aún se podían emplear en acuerdos políticos.
[182] Su negocio de la usura —una práctica prohibida para los cristianos— había hecho que muchas personas se endeudaran con ellos y causara un resentimiento popular general.
[199] Las demandas fiscales sobre los súbditos del rey causaron resentimiento, que finalmente creó a una seria oposición política.
En los años siguientes, le harían cumplir las promesas que había hecho, en particular la de defender la Carta Forestal.
[234] Roberto I se vio forzado a esconderse, mientras que las tropas inglesas recuperaron su territorio perdido y sus castillos.
[241] Surgieron varias historias sobre sus deseos en el lecho de muerte; según una tradición, pidió que su corazón fuera llevado a Tierra Santa junto con un ejército para luchar contra los infieles.
[242] Sin embargo, este deseo fue ignorado por su hijo, por lo que su favorito fue perdonado del exilio casi de inmediato.
[254] Se limitaban a comentarios generales sobre su importancia como monarca y citaron los elogios de los cronistas por sus hazañas.
[287] Eduardo estuvo casado dos veces: Con su primera esposa Leonor de Castilla tuvo al menos catorce hijos, posiblemente dieciséis.