La madre se llamaba Caterina Di Mauro, y pertenecía a una familia burguesa de Catania.
Extrañamente, el acto se firmó eligiendo como testigos al ujier Michele Dell'Acqua (58 años) y al analfabeto guardiamarina Alfio Murabito (70 años), y no dos parientes o amigos de la familia.
Es probable, además, que Giovanni Battista Verga eligiese Catania también para complacer a su esposa Caterina Di Mauro (o Mauro), de Catania, y por comodidad, dado que el eventual pedido de certificaciones habría necesitado un viaje a la distante Vizzini.
Verga, cumplido los estudios primarios en la escuela de Francesco Carrara, fue enviado, para los estudios secundarios, a la escuela de don Antonino Abate, escritor, ferviente patriota y republicano, del cual absorbió el gusto literario romántico y el Patriotismo.
En 1858 se inscribió en la facultad de leyes en la Universidad de Catania, pero no mostró gran interés por las materias jurídicas y en 1861 abandonó los cursos, prefiriendo dedicarse a la actividad literaria y al periodismo político.
En este nuevo período escribió una comedia, que fue publicada solo en 1980, con el título I nuovi tartufi, que fue enviada, en forma anónima, al Concurso Dramático de la Sociedad de estímulo al arte teatral pero sin éxito y la novela Una pecadora.
Así el joven Verga tendrá la posibilidad de conocer, en este breve periodo, a Luigi Capuana, entonces crítico de la Nazione, a los pintores Michele Rapisardi y Antonino Gandolfo, al maestro Giuseppe Perrotta y al poeta Mario Rapisardi.
Con una carta de presentación de Mario Rapisardi se introdujo fácilmente en casa del escritor y patriota Francesco Dall'Ongaro donde encuentra a Giovanni Prati, Aleardo Aleardi, Andrea Maffei y Arnaldo Fusinato.
La novela tuvo un gran éxito y Verga comenzó a obtener su primera ganancia monetaria.
En Milán frecuenta a menudo el salón Maffei donde conoce a los mayores representantes del segundo romanticismo lombardo y se encuentra con el ambiente de los llamados scapigliatos, juntándose sobre todo con Arrigo Boito, Emilio Praga y Luigi Gualdo.
Los años milaneses serán ricos en experiencias y fomentarán la nueva poética del escritor.
El escritor se había acercado a nuevos autores (por temática y forma expresiva), como Balzac, Maupassant, Daudet, Zola, Flaubert, Bourget, y por entonces había iniciado un esbozo de su gran novela: Los Malavoglia.
En 1876 será publicado por el editor Brigola una colección de cuentos cortos, Primavera e altri racconti, que habían aparecido en las revistas Illustazione italiana y Strenna italiana; presentan un estilo y una temática distintos de los escritos precedentes.
En 1878 aparece publicado en la revista Il Fanfulla el cuento Rosso Malpelo y en tanto inicia a escribir Fantasticheria.
Será esto "el inicio de la más feliz y ferviente estación narrativa del escritor catanio".
Trabajaba ente tanto intensamente en los cuentos Per le vie, iniciados el año anterior, que serán publicados en Fanfulla della domenica, Domenica letteraria y Cronaca bizantina, luego, los reunió Treves en 1883.
Afligido por una grave crisis psicológica debido a las preocupaciones de carácter económico y del hecho que no lograba seguir adelante como quería con el Ciclo de los Vencidos, decidió entonces volver a Sicilia.
En 1887 se publicó, a través del editor Barbèra de Florencia, la colección Vagabondaggio (Vagabundaje).
Terminó en tanto la primera escritura de la novela Mastro don Gesualdo, que se fue publicando en varias entregas en la revista La Nuova Antologia.
Solo un mes después fue representada, en el mismo teatro, la obra Cavalleria rusticana musicalizada por Pietro Mascagni obteniendo un gran aplauso del público y la crítica.
Le será ofrecida una cifra modesta, 1.000 liras que Verga no quiso aceptar.
[14] En 1901 fueron representados los bocetos La caccia al lupo y La caccia alla volpe (La caza del zorro) en el teatro Manzoni de Milán, que serán publicados en 1902 una vez más por el editor Treves.
En julio de ese año, por los ochenta años del escritor, fue homenajeado en Roma, en el Teatro Valle, con la presencia del entonces Ministro de la Instrucción Pública Benedetto Croce y el discurso oficial fue dado por Luigi Pirandello.