La Inquisición romana, también llamada Congregación del Santo Oficio era un organismo de la Curia romana que fue creada en 1542 para perseguir el protestantismo, por el papa Paulo III a través de la bula Licet ab initio.
En realidad, por definición esta congregación podía investigar a cualquier católico independientemente de su lugar en la jerarquía eclesiástica y podía solicitar el apoyo de las autoridades políticas para hacer ejecutar las sentencias o para encontrar a los fugitivos.
En 1564 permitió a los miembros de esta congregación leer y conservar libros considerados heréticos o condenados como tales.
Durante el pontificado del papa Sixto V cambió de nombre a Congregatio sanctae Inquisitionis haereticae pravitatis,[5] centrando así en Roma todas las formas de poder inquisitorial que se habían concedido a las monarquías.
[7] En 1965 el papa Pablo VI reorganizó el Santo Oficio, denominándolo Congregación para la Doctrina de la Fe.