[6] Cercano a la farsa, el mimo grecorromano coincidía en la temática «ligera, festiva y obscena por lo general».
[6] Conservado en la Europa Medieval por las compañías ambulantes, resurgió y se difundió con la Commedia dell'Arte,[8] tuvo entre sus más dignos representantes al bufón y al cómico de la legua.
[13] Su más moderna expresión y desarrollo se debe al mimo y saltimbanqui Jean-Gaspard Deburau, que en el París del siglo xix inmortalizó la figura silenciosa con la cara enharinada.
Le seguiría luego Jacques Copeau, muy influenciado por la referida ‘comedia del arte’; su discípulo Étienne Decroux desarrolló el mimo corporal.
Más tarde, Jacques Lecoq sintetizó la mímica y el teatro físico.