El primer testimonio gráfico, datado en el siglo V d. C., se encuentra en los mosaicos de la Villa del Halconero en Argos (Grecia).
[7] Por otra parte, las fuentes árabes indican que cuando los primeros invasores musulmanes entraron en la península descubrieron y adoptaron una modalidad cetrera que se puede interpretar como altanería (caza con halcones y otras aves de rapiña de alto vuelo).
En Europa la época dorada de esta arte y afición fue la Edad Media.
Se puede decir que más o menos desde el siglo VI hasta el siglo XVI, en el que se practicaba la caza con halcones y azores, disfrutó de su mayor auge y difusión.
Sin embargo, aún hay zonas remotas en las que se siguen capturando aves silvestres.
Con el equipo adecuado, entrenan principalmente a águilas que atrapan usando redes confeccionadas por ellos mismos.
A continuación proceden a llevar la nueva rapaz al ger (tienda) para mantenerla durante un mes en su interior para que se adapte al tacto, sonidos y los movimientos que hacemos los humanos.
Ya no se utiliza el caballo y la necesidad por los espacios ha ido reduciendo en forma significativa el número de personas que la practica.
Después de que ya existe una respuesta incondicional al señuelo o a la lúa, el halcón ya vuela suelto y responde a los silbidos o llamados del cetrero.
Esta primera época, en las que los libros se ocupan básicamente del halcón enfermo se cierra con el De arte venandi cum avibus del emperador Federico II una extensísima obra (seis libros o partes) en los que el primero es, en realidad, un tratado de ornitología, el segundo trata del entramiento y los restante de la caza.
Esta obra fue una traducción del tratado árabe Kitab al-yawarih de Moamín.