Emilio de Marchi

No obstante las dificultades económicas familiares, se licenció en Letras y llegó a ser profesor de estilística en la Academia Científico-Literaria de Milán (más tarde, Università degli Studi di Milano).

Al abrigo de la scapigliatura lombarda, fundó y colaboró activamente en la revista La vita nuova, que más tarde abandonó por divergencias ideológicas-.

[2]​ Cultivó el periodismo, la crítica literaria, el ensayo, la poesía, el teatro, el relato breve y la novela.

A ésta siguieron: Demetrio Pianelli (1890), unánimemente considerada su gran obra maestra; Arabella (1892); y Giacomo l’idealista (1897).

Participó intensamente de la vida política y social de la ciudad, tomando parte en numerosas iniciativas pedagógicas y filantrópicas.