Cincuenta años después, en 1231-1233, el papa Gregorio IX creó mediante la bula Excommunicamus la inquisición pontificia que se estableció en varios reinos cristianos europeos durante la Edad Media.Con el tiempo, su importancia se fue diluyendo, y a mediados del siglo XV era una institución casi olvidada, aunque legalmente vigente.El propio rey ordenó marcarlos con hierros al rojo vivo, y una crónica habla de que «enforcó muchos home e coció en calderas».Durante la Edad Media, se había producido una coexistencia relativamente pacífica —aunque no exenta de incidentes— entre cristianos, judíos y musulmanes, en los reinos peninsulares.[b] Incluso algunos fueron ennoblecidos, y en el siglo XVI varios opúsculos pretendían demostrar que casi todos los nobles de España tenían ascendencia judía.No hay unanimidad acerca de los motivos por los que los Reyes Católicos decidieron introducir en España la maquinaria inquisitorial.En Aragón, los tribunales inquisitoriales se cebaron especialmente con miembros de la poderosa minoría conversa, acabando con su influencia en la administración aragonesa.Según se cuenta, los Reyes rechazaron la oferta por presiones del inquisidor general, quien irrumpió en la sala y arrojó treinta monedas de plata sobre la mesa, preguntando cuál sería esta vez el precio por el que Jesús iba a ser vendido a los judíos.A lo largo del siglo XVIII se reduce significativamente el número de judeoconversos acusados por la Inquisición.Durante el siglo XIV, sin embargo, la mayoría de los procesos no tuvieron como objetivo a los falsos conversos.[h] También varios escritores religiosos, hoy considerados santos por la Iglesia católica, vieron sus obras en el índice de libros prohibidos.No obstante, en la segunda mitad del siglo, avanzado ya el reinado de Felipe II, las cosas cambiaron.La caza de brujas en España tuvo una intensidad mucho menor que en otros países europeos (especialmente Francia, Inglaterra y Alemania).Los calificadores eran generalmente teólogos; a ellos competía determinar si en la conducta del acusado existía delito contra la fe.Los familiares eran colaboradores laicos del Santo Oficio, que debían estar permanentemente al servicio de la Inquisición.[27] Así pues, la Inquisición no funcionó en modo alguno de forma arbitraria, sino conforme al derecho canónico."Estas denuncias malintencionadas no siempre proceden del pueblo llano; también las élites son capaces de semejante vileza.«En 1530, Aldonça de Vargas fue delatada en las islas Canarias por haber sonreído cuando se mencionó a la Virgen María en su presencia...Un escritor toledano de origen converso aseguró en 1538 que[34] Sin embargo, no en todos los lugares despertaba el mismo temor la Inquisición.«Toda la gente de esta tierra, assi ecclesiastica como seglar, ha mostrado siempre poca afficion al Santo Officio».Además no podía hablar a solas con el detenido y siempre tenía que estar presente un inquisidor en la entrevista.Según Joseph Pérez, «como todos los tribunales del Antiguo Régimen, la Inquisición torturaba a los prisioneros para hacerlos confesar, pero mucho menos que los otros, y no por un sentimiento humanitario, porque le repugnara utilizar estos métodos, sino simplemente porque le parecía un procedimiento erróneo y poco eficaz».[55] Según Joseph Pérez, "el veredicto final no tiene más utilidad que regularizar a posteriori la detención [del acusado]".[57] En resumen, los veredictos podían ser los siguientes: La distribución de las penas varió mucho a lo largo del tiempo.[62] Por otro lado, la Monarquía Hispánica nunca permitió que se pudiera apelar al papa, como lo demuestra esta instrucción de Felipe II:[63]Con el Siglo de las Luces la Inquisición se reconvirtió: las nuevas ideas ilustradas eran la amenaza más próxima y debían ser combatidas.Los primeros textos que cuestionaron el papel inquisitorial y alababan los ideales de Voltaire o Montesquieu aparecieron en 1759.Ese material proporciona información de 49 092 juicios, que han sido estudiados por Gustav Henningsen y Jaime Contreras.Son numerosos los autores italianos que en el siglo XVI se refieren con horror a las prácticas inquisitoriales.En esta serie de grabados, realizados a finales del siglo XVIII, aparecen varios penitenciados por la Inquisición, y una leyenda al pie explica por qué fueron condenados.
Pedro Berruguete
:
Santo Domingo presidiendo un
auto de fe
(1475). Las representaciones artísticas normalmente muestran
tortura
y la quema en la hoguera durante el auto de fe.
El martirio de San Pedro de Arbués
(1664), por
Murillo
(originalmente en la Capilla de la Inquisición de Sevilla, actualmente en el
Museo del Hermitage
de
San Petersburgo
). Pintura acerca del asesinato del inquisidor
Pedro Arbués
, canonizado por ser considerada su muerte como la de un mártir. En el siglo
XVII
la imagen del inquisidor era todavía para la gran mayoría de la población un ejemplo de fe a seguir.
Salón de los Mosaicos del
Alcázar
de
Córdoba
, donde antiguamente se ubicaba la sede del tribunal de la Inquisición de la ciudad.
Condenados por la Inquisición
, de
Eugenio Lucas
(siglo
XIX
,
Museo del Prado
). «La Inquisición generalmente condenaba al culpable a ser “azotado mientras recorría las calles”, en cuyo caso (si se trataba de un varón) tenía que aparecer desnudo hasta la cintura, a menudo montado sobre un asno para que sufriera una mayor deshonra, siendo debidamente azotado por el verdugo con el número señalado de latigazos. Durante este recorrido por las calles, los transeúntes y los chiquillos mostraban su odio por la herejía tirando piedras a la víctima.»
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Condenada por la
Inquisición española
que lleva una coroza con dibujos de llamas lo que significa que va a ser quemada en la hoguera por hereje (grabado de la serie
Los Caprichos
de
Francisco de Goya
).