Pánico de Floridablanca

Como ha señalado Enrique Giménez, «los medios utilizados para introducir los escritos revolucionarios eran variopintos: hojas de periódicos usadas como envoltorios; libros encuadernados con cubiertas de tipo religiosos; e incluso, abanicos estampados con dibujos que representaban la toma de la Bastilla, con poemas elogiando la libertad religiosa, o con el texto de los derechos del hombre, pues los propagandistas revolucionarios le habían dado una extensión, no superior a las 300 palabras, que facilitaba su difusión».

Al año siguiente, los trabajadores en paro del gremio de la seda de Valencia amenazaban en un escrito, si no se les daba trabajo y pan, con amotinarse «y hacer lo mismo que en Francia».

Con la destrucción de la jerarquía eclesiástica han combinado los franceses la jerarquía secular, extinguiendo la nobleza, los blasones y armas, los títulos y todas las distinciones de honor.

Aquellos principios se reducen a que todos los hombres son iguales, y que así el más infeliz artesano o jornalero es igual al propio Rey.

De estos mismos principios ha dimanado gravar con todas las cargas y contribuciones a los propietarios.

Retrato de Carlos IV por Francisco de Goya (1789).