[1][2] Este instrumento jurídico fue creado por primera vez en el derecho romano hacia el siglo IV a. C. a manera de comunicación procesal usado por los pretores de las urbes (praetores urbanus) en lo que correspondía a los litigios llevados entre los ciudadanos romanos.
Más tarde dicha facultad se extendería al praetor peregrinus quien podría hacer anuncios respecto a los asuntos en los que también intervinieran extranjeros.
A esta capacidad de generar anuncios públicos se conocía como ius edicendi,[2] y otorgaba a los pretores la potestad de publicar un edicto anual en donde establecía las normas antiguas y nuevas que regirían su actuar durante dicho tiempo (lex annua).
El resultado fue un compendio único de normas procesales conocido como «Edicto perpetuo» (edictum perpetum).
Tras el apogeo romano y durante la Edad Media, se conservó al edicto como una de las fuentes del derecho, entendido como la proclamación que realizaba un soberano respecto a un asunto de derecho y que se volvía, por su sola publicación pública, obligatoria para todos su subordinados.