Lucio Octavio Cornelio Publio Salvio Juliano Emiliano[Nota 1] (en latín: Lucius Octavius Cornelius Publius Salvius Iulianus Aemilianus; Hadrumetum, c. 100-c. 170), más conocido como Salvio Juliano, fue, junto con Labeón, la figura más importante de la jurisprudencia romana.No obstante, además de su función como jurisconsulto, también desarrolló una brillante carrera política, llegando a ocupar los cargos de cuestor, pretor, cónsul ordinario en el año 148 junto con Gayo Belicio Calpurnio Torcuato, y gobernador de las provincias de Germania Inferior, Hispania Citerior Tarraconenesis y Africa Proconsularis,[1] entre otros.[2][3] También se cree que, aún habiendo nacido en el continente africano, pertenecía a una prestigiosa familia itálica.[4] Fue discípulo de Javoleno Prisco, quien a comienzos del siglo II dirigía la escuela sabiniana, también denominada casiana, lo que explica que Juliano se refiriese a este jurisconsulto en sus escritos de madurez.[5] Sin embargo, las diferencias entre proculeyanos y sabinianos no se acentuaron a raíz de su liderazgo, sino que su pensamiento y personalidad hicieron que la contraposición histórica existente entre ambas facciones se desvaneciese y quedase superada.