[1] Mediante este edicto el cristianismo niceno se convirtió en la religión oficial del Imperio romano.
Con este edicto, el cristianismo niceno pasaba a convertirse en la religión de estado del Imperio romano en su totalidad.
La problemática del «cesaropapismo», la injerencia del César sobre la soberanía de la Iglesia, iniciada con Constantino, empezaba a tomar lugar y no dejaba de preocupar a los obispos.
Muestra de las fuertes tensiones generadas en este periodo entre Iglesia y Estado fue la excomunión que el mismo emperador sufriría en 390, decretada por San Ambrosio tras la revuelta y posterior matanza en Tesalónica, donde habrían muerto cerca de siete mil personas durante la represión.
Las otras sectas perdieron el derecho a reunirse, ordenar sacerdotes o difundir sus creencias.