Inquisición pontificia

[5]​ Sin embargo, algunos príncipes cristianos que atendieron la llamada de la Iglesia para luchar contra la herejía, la aplicaron.

«A los arrepentidos, a quienes se les perdonaba la vida, quedaban excluidos de los cargos públicos y habían de llevar por toda la vida sobre el hábito dos cruces para que pudieran ser reconocidos».

[9]​ Otra razón para la creación de la inquisición pontificia pudo ser evitar la «exagerada intromisión del poder civil en materia religiosa».

[5]​ Así fue como nació la inquisición pontificia, una institución eclesiástica judicial que tiene como misión investigar (inquirere en latín) allí donde hayan surgido grupos heréticos para corregir su «error» mediante la persuasión, la confesión y la penitencia y si persistieran en el mismo apartarlos del «pueblo cristiano» entregándolos al brazo secular, a las autoridades civiles, porque la herejía era considerada un delito de lesa majestad y como tal debía ser castigado.

[10]​ Los inquisidores dependen directamente del papa y las autoridades eclesiásticas locales no tienen jurisdicción sobre ellos.

Y para ello, como su propósito era defender la majestad, principio tomado del derecho romano, podía franquear las protecciones judiciales que se daban a los encausados para que pudieran defenderse de forma equilibrada, propias de los procesos acusatorios, y «apoyarse sin vergüenza en denuncias, callarse el nombre de los testigos de cargo, acelerar el procedimiento y utilizar el secreto y la tortura para conseguir una confesión, puesto que la confesión confirmaba lo que la investigación confiada a un juez experto había dejado vislumbrar…».

En los siglos siguientes algunas de estas modificaciones del proceso inquisitivo se acabaron trasladando a los tribunales seculares.

[9]​ Originariamente los inquisidores no estuvieron autorizados a utilizar la tortura contra los herejes, pero en 1254 el papa Inocencio IV promulgó la constitución Ad extirpanda en la que se decía:[18]​

[19]​ A partir de entonces entra a formar parte del mismo, aunque no es utilizada de forma sistemática y su uso está regulado minuciosamente, cuando por ejemplo existen contradicciones entre ciertos testimonios y las primeras declaraciones del acusado.

En el siglo XIV la jurisdicción francesa distinguía entre la question prèpartoire, la tortura aplicada para obtener una confesión, y la question préalable, la tortura aplicada después de la confesión y cuyo objetivo era obtener el nombre de los cómplices.

Si no, será suficiente con los otros indicios para someterlo a la cuestión y arrancarle así las confesiones por medio de la tortura».

[22]​ Como la inquisición fue creada con la intención de «curar», la condena a la hoguera se aplicó en relativamente pocas ocasiones.

Finalmente acabó en una completa derrota porque la conjura contra el rey organizada en la ciudad de Carcasonne fue descubierta y duramente reprimida.

El primer incidente tuvo lugar en 1234, nada más fundarse la inquisición papal, en Albi, la ciudad donde había surgido la herejía albigense que llevaba su nombre.

Templarios condenados a la hoguera por la Inquisición
El papa Inocencio III . Monasterio de Subiaco , Roma
Escena de la Inquisición por Alphonse Legros (siglo XIX ) en la que se muestra a un acusado confesando su herejía
El papa Juan XXII bendiciendo a Bernardo Gui .
Instrumentos de tortura de Nuremberg . Grabado de Erhard Schön (hacia 1500)
Cuadro Bernard Déliceux o L'agitateur du Languedoc de Jean-Paul Laurens (siglo XIX , Toulouse )