Chueta

[18]​ Los 15 apellidos considerados chuetas son: Aguiló, Bonnín, Cortès, Forteza/Fortesa, Fuster, Llopis, Miró, Picó, Pinya/Piña, Pomar, Segura, Tarongí, Valentí, Valleriola, Valls.Pero el tema es complejo: en listados anteriores, a veces no constan Valleriola (casi extinguido) o Valentí (originariamente el apodo de una familia Fortesa); tampoco figura en ninguna lista Enrich (inicialmente apodo de una familia Cortès); entre las listas de los últimos penitenciados por la Inquisición figuran Galiana, Moià y Sureda, actualmente no considerados chuetas; en cambio, Picó y Segura no aparecen entre los penitenciados en el siglo XVII y sí se los considera.[25]​ Hasta finales del siglo XIV la Iglesia mallorquina destinó importantes esfuerzos a la conversión de los judíos, pero sus éxitos tuvieron un carácter anecdótico y sin consecuencias para la estructura social.[26]​ Debido a que las conversiones fueron bajo coacción, una buena parte de los neófitos continuó con sus prácticas comunitarias y religiosas tradicionales.Estos conversos, hasta el último cuarto del siglo XV pudieron desarrollar sus actividades, en parte clandestinas, sin sufrir una excesiva presión externa, ni institucional ni social, como lo acreditan la poca actividad de la Inquisición papal y la escasa normativa gremial de segregación en razón del origen judío.[27]​ Ello les permitió, probablemente, mantener el grueso del grupo de conversos relativamente intacto.[36]​ A causa de la intensa actividad económica exterior se reanudan los contactos con las comunidades judías internacionales, especialmente de Livorno,[37]​ Roma, Marsella y Ámsterdam, mediante las cuales los conversos tienen acceso a literatura judaica.Se sabe que Rafel Valls, líder religioso de los conversos mallorquines, viajó a Alejandría y Esmirna en la época del falso mesías Shabtai Tzvi, aunque se desconoce si mantuvo algún contacto con él.Ayudados por funcionarios corruptos, los acusados pudieron acordar sus confesiones, dar una información limitada y sólo denunciar el mínimo de correligionarios posible.[48]​ Las condenas dictadas por la Inquisición comportaban otras penas que debían mantenerse durante dos generaciones al menos: los familiares directos de los condenados, así como sus hijos y nietos, no podían ocupar cargos públicos, ordenarse sacerdotes, llevar joyas o montar a caballo.En el siglo XX se han hecho abundantes reediciones, aunque con intención contraria a la de su autor.[53]​ La gramalleta o sambenito era un hábito penitencial con el que eran obligados a vestir los condenados por la Inquisición.A causa de su deterioro, la Inquisición ordenó varias veces su renovación desde el siglo XVII.Los sambenitos quedaron expuestos hasta 1820, año en el cual un grupo de ellos asaltó Santo Domingo y los quemó.La salida más sencilla pasaba por profesar órdenes monacales en el exterior,[62]​ que no requerían licencia, aunque no podían residir en la isla, o bien acceder a órdenes menores a la espera de un obispo tolerante que les quisiera autorizar las mayores.[67]​ El citado sastre Rafel Cortès Fuster, Tomàs Forteza y Jeroni Cortès, alias Geperut, entre otros, intentaron evitar la reedición de La Fe Triunfante en 1755 mediante una protesta en la Audiencia de Mallorca, que acordó paralizar la distribución.Todo llevó a un proceso largo y costoso, en el cual las partes pusieron sobre la mesa sus argumentos de manera apasionada.Finalmente en 1788, una última disposición establece la plena igualdad en el ejercicio de cualquier oficio, pero sin ninguna referencia a grados universitarios ni eclesiásticos.También ese mismo año se hicieron gestiones desde la Corte y la Inquisición General para retirar los sambenitos del claustro, pero sin éxito.Al abolirse de nuevo, en 1823 se vuelve asaltar el barrio y saquear los comercios.Por primera vez desde el siglo XVI un chueta ocupaba cargos institucionales de un nivel equiparable.A partir de ese momento será habitual su presencia en el consistorio y la Diputación Provincial.En el fondo, ambas estrategias pretendían lo mismo: la desaparición del problema chueta, unos evidenciando la injusticia y los otros mimetizándose en la sociedad circundante.[79]​ En cuanto pudieron, algunas familias acomodadas dieron a sus hijos una elevada formación intelectual y jugaron un importante papel en los movimientos artísticos de la época.Protagonizó la mayor polémica sobre la cuestión chueta del siglo XIX, al serle prohibido predicar en la iglesia de Sant Miquel en 1876, hecho por el cual inició un debate con el también eclesiástico Miquel Maura, hermano del político Antonio Maura, en el que participaron muchos otros autores y que tuvo una gran trascendencia dentro y fuera de la isla.La economía evolucionó también hacia modelos menos tradicionales, empezándose a alterar la adscripción profesional por razón de nacimiento.[84]​ Durante la época republicana ofició, por primera vez, un sacerdote chueta el sermón en la Catedral mallorquina, hecho que tuvo gran importancia simbólica.Pero aun en el año 1966, la publicación del ensayo histórico Els descendents dels jueus conversos de Mallorca.[90]​ En este momento se puede situar simbólicamente el arrinconamiento al ámbito privado de las actitudes discriminatorias, desapareciendo prácticamente sus expresiones públicas.[93]​ Quizás esta dualidad explica la existencia de un culto sincrético judeocristiano denominado cristianismo chueta, por otra parte muy minoritario, predicado por Cayetano Martí Valls.
San Vicente Ferrer , activo predicador para la conversión de los judíos.
Escudo de la Inquisición usado en Mallorca.
Sinagoga de Livorno (edificada en el siglo XVII ), ciudad de referencia para los criptojudíos mallorquines.
Plano del entarimado del acto de fe de 1675 en Mallorca.
Plano de la sede de la Inquisición de Mallorca, edificada en cargo a las confiscaciones de los penitenciados en 1678.
Penitenciado, por Francisco de Goya .
Primera edición de La Fe Triunfante de Francisco Garau (1691).
Portada de la Relación de Sanbenitos… de Palma… 1755.
Portada de la segunda edición de La Fee triunfante… , 1755.
Alegación en defensa de los derechos de los chuetas ante la corte de Carlos III.
Primera de las tres reales cédulas dictadas por Carlos III (1782).
Portada interior de La sinagoga balear.
Retrato de Josep Tarongí Cortès (1847-1890).