Esta situación era muy desventajosa para Buenos Aires ya que la corona española minimizaba el envío de barcos rumbo a dicha ciudad.No se legalizó una diferencia de clases sociales entre españoles peninsulares y del virreinato, pero en la práctica los cargos más importantes recaían en los primeros.La burguesía criolla, fortalecida por la revitalización del comercio e influida por las nuevas ideas, esperaba la oportunidad para acceder a la conducción política.Estaba capacitada para hacerlo por la derogación de la Ley Sálica en 1789, y su intención sería prevenir un posible avance francés sobre las mismas.Para hacerlo se había inspirado en planes elaborados desde los tiempos del virrey Vértiz, que establecían que, en caso de invasión extranjera, la capital del Virreinato debía ser trasladada a Córdoba, incluidas las fuerzas militares y los caudales públicos; pero esta acción lo hizo aparecer como un cobarde a los ojos de la población.Una situación análoga a la que se estaba viviendo había sucedido un siglo antes, durante la Guerra de Sucesión Española entre los austracistas y los borbónicos, en la que durante quince años los dominios españoles de ultramar no sabían a quién reconocer como el rey legítimo.En aquella oportunidad una vez que se instaló Felipe V en el trono español los funcionarios americanos lo reconocieron y todo volvió a su curso.Así pudo corregirse los contenidos y el momento en que las elites de Buenos Aires recibieron las noticias.Saavedra consideraba que, desde un punto de vista estratégico, el momento ideal para actuar sería cuando las fuerzas napoleónicas lograran una ventaja decisiva en la guerra contra España.[27] El grupo encabezado por Castelli se inclinaba por la realización de un cabildo abierto, mientras los militares criollos proponían deponer al virrey por la fuerza.[32] Este día se produjeron otros hechos sintomáticos, cuyas causas no salieron del ámbito de algunos dirigentes.Según Corbellini, se trató del viejo recurso de dar dinero a oficiales y soldados para ganar su voluntad.[39] Aparece en escena, por primera vez, como factor político activo y visible, lo que en los días siguientes se llamará: “pueblo”.Por esto, el historiador Fernando Jumar cree que “[…] este tipo de fuentes deberían ser descartadas para las investigaciones en torno a la revolución aunque no dejan de ser indicadas para analizar cómo se construyó el mito que la rodea”.Se inició entonces el recuento o “regulación” de los mismos para luego archivarlos por cualquier duda que surgiere.Este día, “los SS [Señores] del Ayuntamiento son ya los verdaderos virreyes de todo el país.Por esa razón, se decidió que Cisneros no debería ser “separado absolutamente” del gobierno sino sumado a la nueva junta en calidad de vocal acompañado con otros cuatro miembros que serían nombrados por los capitulares según lo habitual en estos casos de interinato.[55] Años después, Vicente Fidel López lo describió así: “un desconocido llamado Inchaurri (sic), que corría con los intereses personales de Cisneros”.El Cabildo se reunió a las nueve de la mañana y reclamó que la agitación popular fuese reprimida por la fuerza.El historiador Jorge María Ramallo, al analizar este aporte de Zorraquín Becú lo encontró “clarividente” pero con “lagunas ostensibles” y razones “poco aceptables”.Groussac intentó explicar que su designación había obedecido a su “honradez”, “calidad de jefe veterano y su posición social”.Reunidos en cabildo abierto, bajo voto cantado, se eligió a José Simón García de Cossío como represente ante el nuevo gobierno.Sin embargo, Gran Bretaña priorizaba la guerra en Europa contra Francia, aliada a los sectores del poder español que todavía no habían sido sometidos, y no podía aparecer apoyando a los movimientos independentistas americanos ni permitir que la atención militar de España se dividiera en dos frentes diferentes.Tras la exitosa deportación de los grupos mencionados se nombró una nueva Audiencia, compuesta íntegramente por criollos leales a la revolución.Santiago de Liniers encabezó una contrarrevolución en Córdoba, contra la cual se dirigió el primer movimiento militar del gobierno patrio.Con la revolución, el concepto del bien común dio paso al de la soberanía popular, impulsado por personas como Moreno, Castelli o Monteagudo, que sostenía que, en ausencia de las autoridades legítimas, el pueblo tenía derecho a designar a sus propios gobernantes.La mayor parte de las ciudades que lo componían tenían poblaciones, producciones, mentalidades, contextos e intereses diferentes entre sí.Escribió en sus Escritos póstumos: En la vereda opuesta, el revisionismo criticaba abiertamente la no conformación de una democracia auténtica.[86] Asimismo, Rosa consideró que la historia canónica minimizaba u ocultaba las posturas políticas de Manuel Belgrano, presentándolo en cambio únicamente como un líder militar.En esta celebración, como así también en la del 9 de julio es muy común que el pueblo prepare o consuma locro, y en las escuelas primarias se beba un tradicional chocolate caliente.
Castelli y Martín Rodríguez intiman a Cisneros a que cese en el mando del Virreinato. Bajorrelieve de
Gustavo Eberlein
basado en las
Memorias
de Martín Rodríguez. Está modificado el juego de naipes del relato original a un mejor visto juego de ajedrez.
Cabildo abierto (22 de mayo de 1810). Óleo con 60 figuras realizado por
Pedro Subercaseaux
bajo la dirección de
Adolfo Carranza
para el festejo del Centenario. Muestra el instante en que Paso se dirige a una respetuosa audiencia. La presencia de la iglesia es representada por el obispo Lué (con alfombra roja) y tres órdenes. Detrás de Paso esta Castelli. A la derecha, en actitud pensativa, está sentado Moreno como aislado del resto.