Rafael de Sobremonte

Durante la ocupación de Buenos Aires ejerció el cargo desde Córdoba, que pasó a ser provisionalmente la capital virreinal.Pasó con ese regimiento a la guarnición de Puerto Rico, donde estuvo los cinco años siguientes.En ese cargo se esforzó en ponerlo en condiciones de resistir una invasión británica o desde Brasil, fortificando especialmente Montevideo y Colonia del Sacramento.Dirigió en Colonia una espectacular maniobra de todos los cuerpos militares disponibles, como entrenamiento para repeler una invasión inglesa a esa ciudad.En la misma época, Gran Bretaña y España entraban en guerra, con lo cual su sede de gobierno, Buenos Aires, quedaba expuesta a un ataque inglés en cualquier momento.Pidió auxilio a la corte española, pero el primer ministro Manuel Godoy le contestó que se defendiera como mejor pudiese.Creyendo que el seguro ataque inglés se produciría en la principal ciudad de la Banda Oriental: Montevideo, fortificó especialmente esa ciudad -plaza amurallada fácil de defender por tropas españolas, pero también por posibles invasores que la ocuparan- y envió allí a las mejores tropas.Sin embargo, toda la ayuda que recibió fueron unos cuantos cañones y la sugerencia de armar al pueblo para la defensa.El ataque se había producido sobre la misma capital, porque Popham había sido informado por espías sobre un tesoro conformado por una gran suma de dinero proveniente del interior del país, guardado en Buenos Aires a la espera de poder ser trasladado a España.Sus propios oficiales lo acusaron de ese desorden, pero ellos no hicieron nada por remediarlo: el miedo y la excitación los dominaba.Contando con que los ingleses se verían obligados a cruzarlo aguas arriba, trasladó sus tropas hacia el oeste, para recibir el ataque en esa zona.El virrey dio algunas órdenes incoherentes, que fueron peor interpretadas aún, y los defensores huyeron en desorden.Buenos Aires representaba poco en la economía virreinal en aquella época, y Sobremonte apuntó a consolidar la posición militar en Córdoba, reunir las fuerzas necesarias y procurar la reconquista sobre bases militarmente sólidas, antes de que pudiesen llegar refuerzos desde Inglaterra.[7]​ Por otro lado, entendía que armar al pueblo para la defensa implicaba la entrega de poder a los criollos.[9]​ Escribieron al virrey, pidiéndole la entrega del tesoro que se había llevado, y guiaron a los ingleses hasta el cabildo de Luján.Allí los invasores se apoderaron del tesoro, enviándolo inmediatamente a Londres, donde fue paseado en triunfo camino a las bóvedas de un banco (sin saber que ya hacía un mes que los porteños habían recuperado la ciudad).Ese ejército se lanzó a reconquistar la ciudad sin esperar al virrey, lográndolo el 12 de agosto.La medida era revolucionaria, ya que impedía ejercer su mando a un representante de un rey absoluto.En medio de un conflicto con el gobernador Pascual Ruiz Huidobro, el virrey abandonó la ciudad y se dedicó a reunir tropas para intentar defenderla.La victoria justificó a posteriori la deposición que se había hecho del virrey, y la historia condenó la actuación de Sobremonte.Allí fue sometido a un consejo de guerra en Cádiz, en el que el mismo Liniers atestiguó en su favor.El juicio fue suspendido al estallar la guerra de independencia española pero volvió a sustanciarse más tarde.Sobremonte murió en enero de 1827, en Cádiz, empobrecido y sin haber podido recuperar el prestigio perdido.El fracaso de dicho plan habría radicado en el hecho de que Liniers jamás se proclamó revolucionario ni independentista, manteniéndose fiel a la monarquía española hasta el final; y a la posterior alianza británica con España durante las guerras napoleónicas.
Miniatura de Juana de Larrazabal, marquesa consorte de Sobremonte
La ciudad en los últimos años del Virreinato del Río de la Plata.