Máscara de Fernando VII

[5]​ Toda forma de liberalismo iba completamente en contra del Antiguo Régimen.

De esta manera las Juntas americanas y las Cortes españolas fueron revolucionarias desde su creación, porque solo reconocían a Fernando VII como rey liberal.

En consecuencia se borró y eliminó todo rastro de gobierno liberal español, se persiguió y exilió a los liberales españoles, mientras volvían los afrancesados, favorables al poder establecido.

En los hechos, dado que Fernando VII se encontraba cautivo por Napoleón, y por ende impedido de reinar, jurar fidelidad al rey -liberal- y desconocer las autoridades coloniales leales a la Regencia española, equivalía en los hechos gobernar en libertad (pero todavía sin declarar una independencia).

Cuando la suprema regencia se refugió en Cádiz, el último reducto español frente a Napoleón, en América los gobiernos insurgentes rechazaron la Constitución de Cádiz; se consideraba inverosímil la idea de que las fuerzas francesas pudieran ser derrotadas, y que El Deseado volviese al trono del Antiguo Régimen.

Se consideraba que la autoridad del virrey ya no era legítima, lo cual desencadenó la Revolución de Mayo.

Ambos países eran aliados en Europa en las guerras napoleónicas contra Francia, y Gran Bretaña no deseaba que España distrajera su atención militar destinando fuerzas a otros frentes de combate.

[6]​ Aun así, hubo momentos donde Santiago de Liniers buscaba un entendimiento con los ingleses para proclamar la independencia ya desde 1809 y 1810.

[16]​ También haría proclamas donde reafirma su convicción de que el objetivo real siempre ha sido la secesión, frente a intentonas de algunos moderados para que la Junta jurase obediencia al reformismo liberal gaditano.

Alegoría de Fernando VII por Diego José Monroy Aguilera, Museo Lázaro Galdiano , Madrid .