Carlotismo

Esa porción, el Brasil, tenía un límite no demarcado con las áreas asignadas a España, con lo cual fue natural que pronto surgieran conflictos territoriales.

Desde entonces, Portugal pretendió expandir sus dominios sobre el Río de la Plata, e incluso dominar toda la Banda Oriental del mismo.

Se convirtió en el rival secular de España en esa región, y así era considerado por la población española del Plata.

La capital del nuevo virreinato, Buenos Aires, fue debidamente dotada de abundantes fuerzas militares.

Si bien, con el paso del tiempo, esas fuerzas fueron disminuyendo, la ciudad seguía siendo sede de un considerable poder militar.

Si bien España triunfó en Europa, el Brasil incorporó en 1801 las Misiones Orientales, sin que las fuerzas de Buenos Aires pudieran hacer nada para impedirlo o recuperarlas.

3- Un nuevo tratado comercial, que permitía a Gran Bretaña introducirse en el mercado brasileño.

Inmediatamente el ejército francés al mando del general Junot invadió Portugal, avanzando directamente hacia Lisboa.

Dos días más tarde, Carlos IV abdicó a favor de su hijo, que fue proclamado como Fernando VII.

Apenas llegada al Brasil, la Corte portuguesa dio nuevo impulso a las ambiciones expansionistas contra las vecinas posesiones españolas, especialmente sobre el Río de la Plata.

No obstante, el brigadier Curado ya estaba en camino al Río de la Plata.

Para ese momento, Curado ya había emprendido su regreso a Río de Janeiro.

También estaba dirigido a Elío, el único destinatario que no residía en Buenos Aires.

En la práctica, el grupo no tuvo una existencia formal, como partido político o logia.

Otros personajes importantes de Buenos Aires, no vinculados con los juntistas ni con los carlotistas, se identificaron como grupo político alrededor del militarmente poderoso Saavedra.

En efecto, la lista incluía al menos dos personas ya fallecidas, ambas del Alto Perú.

Según el mismo Ramón Muñoz en la obra citada, estando en Montevideo decidió jugar alternativamente la carta carlotista y la juntista.

La respuesta de Carlota Joaquina fue redactada por Saturnino Rodríguez Peña y partió hacia Buenos Aires llevada por el médico británico Diego Paroissien.

Por otro lado, a Gran Bretaña no le convenía una unificación de España y Portugal.

Según Strangford, este episodio brindó la oportunidad a la Princesa de aparecer haciendo un buen papel ante las autoridades virreinales.

Goyeneche huyó a Lima, donde recuperó la prudencia perdida y se puso a órdenes del absolutista virrey José Fernando de Abascal y Sousa, quien ya había rechazado tajantemente las pretensiones que Carlota Joaquina le había enviado por escrito en 1808, siendo que en esa misma fecha Abascal había reconocido como rey de España a Fernando VII.

Pocos días después, el príncipe Juan prohibió a Carlota partir hacia Buenos Aires, alegando que le sería imposible tolerar la vida sin su amada esposa.

Durante muchos meses más, Carlota Joaquina intentó varias opciones para trasladarse a Buenos Aires, que fracasaron una tras otra.

Contucci continuó informando a la Princesa desde Buenos Aires hasta fines de año, pero también se fue desanimando.

Antes de que terminara el año, Contucci y Guezzi debieron huir para no caer presos.

El partido carlotista siguió existiendo en Buenos Aires, pero ya no soñaba con la llegada de la Infanta.

Belgrano, Castelli, Paso, French, Beruti y Vieytes formaron un formidable frente político, que se mantuvo muchos meses después de la Revolución, pero con el notable cambio de que debieron ceder el liderazgo a un juntista, Mariano Moreno.

Tras la caída del sector morenista en la Junta Grande, la oposición hizo circular panfletos y un periódico —de un par de hojas— escrito a mano, en que se afirmaba que Saavedra era carlotista y pensaba entregar la revolución a manos del Brasil.

Esos panfletos parecen ser la razón de que Saavedra negara tan enfáticamente su contacto con la princesa en sus Memorias.

El carlotismo, si es que alguna vez tuvo posibilidades de lograr éxito, rápidamente había devenido una quimera.

Rodrigo de Sousa Coutinho, Marqués de Linhares, ministro de Negocios Exteriores y Guerra de la corte portuguesa.
Manuel Belgrano fue uno de los principales partidarios del carlotismo en Buenos Aires .
El Deán Gregorio Funes .
Lord Strangford fue durante años embajador de Gran Bretaña ante la corte portuguesa.
Carlota Joaquina de Borbón en 1827, cuando el carlotismo era ya un episodio lejano.
Cornelio Saavedra , partidario tardío de la Infanta Carlota.
La Revolución de Mayo : el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, que decidió la expulsión del virrey Cisneros .