Este movimiento tenía como objetivo que sus hijas, Elena y Cristina, pudieran recibir la herencia en condiciones ventajosas para el trasvase de activos.Además, el secreto en torno a las normas o estatutos que regulan su funcionamiento interno diluye la verdadera titularidad de los bienes amparados por su estructura.En 1942, la familia se mudó a la ciudad suiza de Lausana, donde permanecería hasta 1946, y Juan Carlos fue internado en la prestigiosa escuela Le Rosey.En la madrugada del día 24, Juan Carlos I se dirigió al país por televisión para desautorizar tajantemente la intentona golpista (que creía contar con el apoyo de la Corona).[50][52] Según Pilar Urbano, el famoso catedrático de Derecho Constitucional sería Carlos Ollero, próximo al PSOE, y Armada le habría dicho al Rey «que con Suárez fuera del Gobierno podría armarse un gobierno de concentración nacional que evitaría el golpe militar.Unos días después, el sábado 7 de junio se impulsaron nuevas protestas, que, sin embargo, registraron una participación sensiblemente menor.Sin embargo, durante ese tiempo, en los medios de comunicación se sucedían informaciones sobre actividades ilícitas del rey.Con ello parecía aludir a las investigaciones abiertas en Suiza y en España sobre los supuestos fondos de Juan Carlos I acumulados en paraísos fiscales.Tras conocerse la noticia, diversos medios especularon con la posibilidad de que cuando la carta se hizo pública Juan Carlos en realidad ya había abandonado el país.Su anfitrión es el propio presidente del país, Mohamed bin Zayed, que le costea la estancia y corre con todos los gastos.El bufete contratado por la empresaria alemana, Kobre & Kim, venía manteniendo desde atrás negociaciones confidenciales con la Casa Real de Felipe VI.[98] Esporádicamente, Juan Carlos se desplaza a España durante unos días, pero no puede pernoctar en el palacio de Zarzuela.Sus anfitriones son, entre otros, Pedro Campos Calvo-Sotelo, presidente del Club Náutico, y el armador Josep Cusí.[133][134] Además, diversos autores han señalado el tabú existente en los medios de comunicación españoles en torno a la figura del rey.[138] Según una investigación periodística del diario Público, que tuvo acceso a documentos clasificados, publicada en 2014, el rey Juan Carlos I habría intermediado entre la dictadura militar de Jorge Rafael Videla en Argentina y el gobierno de España presidido por Adolfo Suárez desde 1976.[140] España también habría dado cursos a 33 militares argentinos entre 1976 y 1983 (ya en democracia) partícipes de la represión en su país.Dada la gravedad de la caída y la avanzada edad del monarca (74 años), se decidió repatriarle a España.Tres años después, los inversores españoles se quejaron a los gestores del fondo sobre los reiterados retrasos en las aportaciones por parte de sus socios saudíes.Una vez terminada la relación sentimental, el rey le habría exigido traspasar los bienes a su primo Álvaro de Orleans y Borbón, residente también en Mónaco.Este bufete, «especializado en montar redes opacas», habría recibido tres transferencias desde Zagatka, cuyo titular nominal era Álvaro de Orleáns, ordenadas directamente por el exjefe del Estado para supuestamente «ayudar económicamente a su familiar».[171] Las investigaciones de Bertossa se encaminaron en primer lugar hacia los presuntos intermediarios utilizados para la gestión y disponibilidad del dinero.[201] Dado que el volumen que había circulado por este canal opaco superaba en al menos tres ejercicios los 250 000 euros anuales, el presunto fraude por transferencias no declaradas a la Hacienda pública pasaría a considerarse delito fiscal, castigado en España con hasta cinco años de prisión.Asimismo, la infanta Elena compró con cargo a esos fondos una yegua de competición para su hija, Victoria Federica.En septiembre de 2012, el diario neoyorkino The New York Times publicó un artículo titulado «Chastened King Seeks Redemption, for Spain and His Monarchy» (‘Un escarmentado rey busca redención para España y su Monarquía’).[240] También el íntimo amigo del monarca Manuel (sic) Bouza, para justificar esta actitud de Juan Carlos, comentó que un rey «está mucho más expuesto que cualquiera de nosotros a asedios y propuestas» y, además, «lo tenía muy fácil: la corona impresiona con su brillo».De esta supuesta relación habría nacido en 1956 Albert Solà i Jiménez, este fue dado después en adopción y se hizo famoso por haber presentado numerosas demandas ante juzgados y tribunales reclamando mediante pruebas de ADN su reconocimiento como hijo del rey, algunas, según el propio interesado, realizadas en 2017 por el CNI con las que se probaría la paternidad hasta en un 99,9 %.[nota 15] José María Aznar, tras ser elegido presidente y enterarse de los pagos, se enfureció, si bien no acabó con la extorsión.[50][253][254] Después, Bárbara Rey ofreció llegar a un acuerdo definitivo: cobrar de una sola vez un «generoso finiquito» y olvidarse para siempre del asunto.Tanto el dinero como las joyas y los regalos se pagaban en su mayoría desde la propia Presidencia del Gobierno con cargo a los fondos reservados».[258] Por su parte, para recaudar las sucesivas entregas, Bárbara enviaba a un periodista de la prensa rosa Santi Arriazu, que se quedaba con un 20 % como comisión.
El infante Juan Carlos junto a su padre y su hermano Alfonso (derecha) en su residencia de
Estoril
(Portugal), en 1950