[7] En cuanto a las llamadas «musas del destape»,[8][9][10] cabe reseñar junto a las ya citadas María José Cantudo y Blanca Estrada a María Luisa San José, Susana Estrada, Victoria Vera, Nadiuska, Bárbara Rey, Silvia Tortosa, Eva Lyberten, Victoria Abril, Mabel Escaño, Ágata Lys, Carmen Carrión, Andrea Albani, Linda Lay, entre otras.
En octubre de 2008 se estrenó el filme Los años desnudos –protagonizado por Candela Peña, Mar Flores y Goya Toledo–, ambientado en aquella época y en el que Susana Estrada interpretó a una periodista feminista declaradamente contraria a aquel tipo de películas.
Otra excepción era si la zona correspondiente no se distinguía con absoluta nitidez (lo que suele llamarse «desnudo estratégico»).
(Francisco del Villar, 1974), Satánico pandemónium o La sexorcista, estrenada más tarde en Italia bajo el título La Novizia Indemoniata (Gilberto Martínez Solares, 1975), El apando (Felipe Cazals, 1975), Tívoli (Alberto Isaac, 1975), Bellas de noche o Las ficheras (Miguel M. Delgado, 1975), Tres mujeres en la hoguera (Abel Salazar, 1977), Alucarda, la hija de las tinieblas (Juan López Moctezuma, 1978), La casa que arde de noche (René Cardona Jr., 1985), o las argentinas El trueno entre las hojas (1958, tenida a todos los niveles por la primera película argentina en que aparecía un desnudo frontal íntegro, si bien cabe destacar que en la famosa escena en la que el personaje de la Flavia se baña en medio de un río sin ropa alguna en ningún momento del poco más de minuto y medio que dura la secuencia se distinguen con total claridad otras zonas erógenas más que las tetas,[15] que «pasaron en ese momento a convertirse en la obsesión de varias generaciones de varones»),[16] Sabaleros (1959), India (1960), La tentación desnuda (1966), La mujer de mi padre (1968) o Éxtasis tropical (1978), todas ellas dirigidas por el cineasta Armando Bó e interpretadas por la actriz, modelo y símbolo sexual Isabel Sarli.
[20] A partir de aquel momento un progresivo número de mujeres desnudas, unido a una creciente sexualización del cine español (del destape a la pornografía), monopolizó la producción nacional con títulos tan explícitos como Las que empiezan a los quince años (Ignacio Iquino, 1978), La chica de las bragas transparentes (Jesús Franco, 1981), Orgía de ninfómanas (Jesús Franco, 1981), Violación inconfesable (Miguel Iglesias, 1981), Apocalipsis sexual (Carlos Aured, 1982), Con las bragas en la mano (Julio Pérez Tabernero, 1982), Jóvenes amiguitas buscan placer (Ignacio Iquino, 1982), Inclinación sexual al desnudo (Ignacio Iquino, 1982), Mi conejo es lo mejor (Ricardo Palacios, 1982), Sin bragas y a lo loco (Gérard Loubeau, 1982), Sueca bisexual necesita semental (Ricard Reguant, 1982), Bragas calientes (José María Zabalza, 1983), Las viciosas y la menor (Alfonso Balcázar, 1983) o Las calientes orgías de una virgen (Antoni Verdaguer, 1982).