Los placeres ocultos

Con la intención de seducir al joven, Eduardo pone en marcha un plan para acercarse a él.

Para acercarse a Miguel le ofrece un puesto de trabajo en una empresa dirigida por su amigo Raúl (Antonio Corencia).

Aunque Eduardo y Raúl mantuvieron una relación en el pasado, esa relación no llegó a buen puerto y ahora son amigos, aunque Raúl está todavía, secretamente, enamorado de Eduardo.

Cuando Eduardo termina sincerándose y confesándole sus sentimientos a Miguel, el joven le rechaza.

Eduardo vuelve entonces a su vida solitaria buscando efímeros placeres con jóvenes en cines, parques y baños públicos.

En una de sus incursiones de cruising por el parque Eduardo se vuelve a encontrar con Nes quien, junto con su pandilla, le tienden una trampa para robarle en el piso y le propinan una paliza.

Tuvo numerosos problemas con la censura cinematográfica y permaneció "secuestrada" varios meses[3]​ antes de que, finalmente, se autorizara su exhibición comercial en España.

Diego Galán, en las páginas del semanario Triunfo, alaba "el planteamiento directo de un tema prohibido en temas abiertos y militantes" y la actuación de Simón Andreu.