1976), «La extraordinaria superproducción de Vicente Escrivá [calificada por el propio rotativo como "¡LA OBRA CUMBRE DEL EROTISMO ESPAÑOL EN UN FILME INTERNACIONAL!
[4] En cuanto a las numerosas escenas de «destape» propias de la época que componen la película (casi el cincuenta por ciento de las cintas producidas en 1976 pertenecieron a este género),[5] sin duda la «más celebrada fue el desnudo en la ducha de la italiana Maria Rosaria Omaggio («La criada desnuda a la Lozana, que enseña el pecho y las nalgas; las piernas con medias negras hasta mitad del muslo.
Todo un entusiasmo por nuestra tradición literaria que se esfumó cuando los pechos y los culos pudieron ser contemporáneos».
Al poco tiempo llega huyendo «de la misma Andalucía» Lozana, una exuberante y sexualmente precoz cordobesa que pronto se convertirá en «la más bella y promiscua cortesana de [la ciudad]».
[8] Ambos llegan a un acuerdo: él se convertirá en su proxeneta mientras que ella será su prostituta, su sirvienta y su amante.