Antonio Casas

[1]​ Cursó estudios de Marina mercante y se dedicó profesionalmente al fútbol durante algunas temporadas como jugador del Atlético de Madrid, hasta que una lesión lo apartó del deporte y en 1941 recaló casualmente en el cine con un papel secundario en la película Unos pasos de mujer, de Eusebio Fernández Ardavín.

Su versatilidad sobre las tablas le permitió interpretar obras de Luigi Pirandello o Agatha Christie, destacando en montajes como La enemiga; Una gallega en Nueva York; En la red, de Alfonso Sastre, con dirección de Juan Antonio Bardem y El abogado del diablo, en versión libre de José María Pemán.

Durante la década de 1960 participó en numerosos Spaguetti western, recordándose su trabajo en Una pistola para Ringo y El retorno de Ringo, de Duccio Tessari y sobre todo en El bueno, el feo y el malo, de Sergio Leone.

En 1963 consiguió el Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo por su papel principal en Nunca pasa nada, de J. A. Bardem, donde encarnó a un médico de provincias en la disyuntiva de dejarse seducir por una alegre corista francesa o seguir agonizando en la rutina familiar.

Su amplia filmografía incluye los títulos Fata Morgana, de Vicente Aranda; Nueve cartas a Berta, de Basilio Martín Patino; Tristana, de Luis Buñuel y Nadie oyó gritar, de Eloy de la Iglesia, entre otras.