Gramática del español

El español es una lengua flexiva de tipo fusionante, es decir, en las oraciones se usa preferentemente la flexión para indicar las relaciones entre sus elementos.Semánticamente o por significado, pueden clasificarse en estos cinco tipos: Es especialmente característico del español la marca de la afectividad con sufijos apreciativos-valorativos: Sufijos superlativos para adjetivos son -ísim- y -érrim-; el más usado es el primero, modificando a veces la forma del lexema: cierto-certísimo, bueno-buenísimo, fuerte-fortísimo, nuevo-novísimo, etcétera.El léxico más antiguo del español está constituido por un pequeño substrato de fósiles lingüísticos prerromanos de origen indoeuropeo o no indoeuropeo, en especial vascos (izquierdo), otros probablemente ibéricos (barro, barda, embadurnar, gordo, muñeca, incluso algún antropónimo, como Indalecio, los sufijos -arro (-urro, -erro) o -ieco, -ueco, -asco);[7]​ según Antonio Tovar (1962), estas dos lenguas, probablemente emparentadas, compartían la misma fonología vocálica que el futuro castellano: las cinco vocales /a/ /e/ /i/ /o/ /u/, algo que también ocurría posiblemente en el celtíbero;[8]​ también hay fósiles celtas, bien a través del galo (abedul, alondra, braga, cabaña, camino, camisa, carpintero, carro, cerveza, legua, saya, vasallo), pero fundamentalmente a través del latín (brezo, brío, bota, berro, gancho, greña, légamo, losa, serna), porque los romanos conquistaron Hispania en el año 206 a. C. y la conservaron durante siglos, por lo cual el léxico más abundante del español procede del latín.Germanismos del español son: heraldo, robar, ganar, guisa, guarecer, albergue, amagar, agasajar, ataviar, embajada, arenga, botar, bramar, buñuelo, esquila, estaca, falda, fango, grapa, manir, moho, rapar, ronda, rueca, truco, trucar, parra, hato, ropa, escanciar, marta, ganso, jardín, aspa, guardia, espía, tapa, brotar, yelmo etcétera.El reino visigodo cayó en poder de los árabes cuando estos (sobre todo tribus de árabes, sirios y berberiscos) invadieron la península en el año 711, lo que dio lugar a lo más propio y específico del español respecto a otras lenguas neolatinas en cuanto a su léxico: un gran caudal (cuatro mil voces de uso frecuente) de origen árabe o arabismos que no tienen correlato parecido en otras lenguas románicas que han optado por el término de origen latino al no contar con el superestrato árabe: vocabulario relacionado con la agricultura, como noria, acequia, arroba, azadón, alfalfa, alcachofa, albaricoque, alubia, azahar, berenjena, sandía, algodón, azúcar, zanahoria, aceituna, naranja...; con la fauna, como jabalí, alcaraván, alacrán...; con la jardinería, como alhelí, azucena, azahar; con la construcción, como albañil, alfarero, zaguán, azotea,, aljibe, alcoba, tabique, alcantarilla, azotea, azulejo; con la ropa, como alfombra, taza, almohada, babucha, jubón, tarima, albornoz; con las ciencias, como álgebra, guarismo, algoritmo, alcohol, alquitrán, albayalde, talco, cero, jaqueca, cifra, jarabe, azufre, alambique, alquimia, cenit, nadir, azimut...Por otra parte, esclavos llevados desde el continente africano aportaron al español de América y al español en general también numerosos vocablos denominados afronegrismos, relacionados con la música, el baile, la gastronomía, la religión y las costumbres: dengue, marimba, conga, pachanga, bachata, merengue, sandunga, mambo, guateque, cachimba, mucama, macaco, ñame, mamba, vudú, macandá, timba, mandinga, mandanga, mondongo, quijongo, musuco, moronga...Otros préstamos léxicos vinieron al castellano de franceses (galicismos), algunos muy antiguos, como pendón, vianda, emplear, deán, canciller... y la misma palabra español; otros vinieron después del Grand Siècle, en el siglo XVIII, cuando se asentó en el país la dinastía francesa de los Borbones: vocabulario relativo a la moda, como tisú, frac, levita, blusa, chaqué, pana, organdí, franela, piqué, peluquín, sostén, chal...; relativos a la cocina, como menú, puré, restorán, bombón, escalope, croqueta, paté, suflé, panaché, consomé; relativos a la burocracia y la política, como buró, carné, ordenador, comité, complot, rutina; referidos a deportes y espectáculos, como amateur, palmarés, entrenar, ducha, debut, higiene, reportaje, cronometraje, kilometraje, turista, chándal, pilotaje, descapotable, garaje, avión, esquí, aterrizaje, braza, cabina, marcaje, rodaje, bicicleta, pelotón, filme, filmar, doblaje, claque, reprise, ruleta, acordeón, cotillón, vodevil y otros.Del Reino Unido y Estados Unidos vinieron los anglicismos; antiguos son sur, este, oeste; en el siglo XIX se usaban ya club y dandy, y es durante los siglos XX y XXI cuando hay una auténtica invasión de términos, muchos de ellos ociosos, ya que poseen correlato en español, relativos sobre todo a la tecnología, los deportes, la economía y los espectáculos: transistor, internet, striptease, gabardina, clip, bloc, revólver, rifle, bulldog, perrito caliente, gol, chutar, fútbol, póker, boxeo, tenis, récord, sprint, golf, ring... De Italia los italianismos, algunos de ellos bastante antiguos (del XIV son florín, cañón, consorcio), pero sobre todo en el Siglo de Oro: soneto, cuarteto, novela, bandido, bando, caporal, coronel, batallón, escopeta, mosquete, madrigal, terceto, capricho, diseñar, bisoño, esbozo, festejar, fragata, escolta, diseñar, modelo, cartón, medalla, zarpar, carroza, pista, hostería, valija etcétera; penetran regularmente, y en el siglo de la ópera, el XIX, penetran con fuerza batuta, diva, melodrama, partitura, solista, vocalizar etcétera.Los hebraísmos son muy antiguos en español: aleluya, querubín, amén, malsín, edén, rabí, maná, sanedrín, siclo; los nombres hebreos del Antiguo y Nuevo Testamento, sean propios o no, llevan en castellano la tilde en la última sílaba si terminan en consonante o en alguna de las vocales e, i, o, u: Caleb, Jacob, Moab, Oreb; Isaac, Amalec, Melquisedec, Moloc; David; Josef; Magog; Baal, Abel, Babel, Daniel, Ismael, Israel, Abigaíl, Saúl; Abraham, Siquem, Jerusalén, Belén, Canaán, Arán, Labán, Leviatán, Madián, Satán, Rubén, Caín, Efraín, Setín, Aarón, Gedeón, Simeón, Sion; Agar, Baltasar, Tamar, Eliecer, Ester, Seír, Nabucodonosor; Astarot, Nabot, Sabaot; Acaz; Bartolomé, Betsabé, Jefté, Josué, Noé, Siloé, Getsemaní, Leví, Neftalí, Noemí, Adonaí, Jericó, Esaú, Belcebú.En cuanto a su forma sensible, es palabra tónica y carga con acento de intensidad, que se desplaza al sufijo cuando lo lleva.Algunas palabras usan solamente el plural (pluralia tantum), como víveres, comestibles, resultas, andurriales, anales, aledaños, gárgaras, trizas, tinieblas, modales, trébedes, enseres, exequias, afueras, alrededores, nupcias, entendederas, facciones, vituallas, honorarios, andas, añicos, arras, albricias, esponsales, maitines, creces, alicates, fauces, y otras solamente en singular (singularia tantum): cariz, oeste, este, tez, caos, cenit, salud, sed, grima, fénix, vejez, vulgo, virus etcétera.Son los pronombres clíticos que siguen al verbo y se escriben unidos a este: "Hazlo", "dáselas".Son pronombres personales cuyo antecedente es generalmente el sujeto, tácito o expreso, de la oración en que aparece.Pueden ser átonos: "María se peinaba"; o tónicos: "La atraje hacia mí con suavidad"; "Tu hermana sólo piensa en sí misma".El grado determina en el adjetivo español la intensidad y cantidad en que se da la cualidad del adjetivo de forma objetiva, mientras que los sufijos apreciativo-valorativos (diminutivo, aumentativo y despectivo) determinan más bien la cantidad e intensidad de forma subjetiva.Otros, en cambio, tienen siempre un valor de explicativo (epíteto): "La nieve blanca, el león fiero, la hierba verde".Cuando el adjetivo se coloca entre comas, siempre tiene un valor explicativo: "Aquel hombre, tan amable, era mi padre".Perífrasis verbal o frase verbal es toda construcción compuesta de al menos dos formas verbales en la cual una funciona como auxiliar (perdiendo parte de su significado primitivo al gramaticalizarse, como en "voy a irme", donde "voy" no puede sustituirse por su sinónimo "marcho": no podríamos decir "marcho a marcharme", pero sí "voy a marcharme") y el otro, siempre una forma no personal (también llamada verboide), ya sea infinitivo, gerundio o participio, actúa como núcleo o palabra de más jerarquía y menos prescindible de la misma, rige y selecciona los complementos y denota la parte más amplia del significado.Como se ve, solo el pretérito imperfecto de indicativo posee una conjugación regular absoluta en todos los verbos.Abrir - Andar - Caber - Caer - Conducir - Colgar - Cubrir - Dar - Decir - Dormir - Elegir - Escribir - Estar - Haber - Hacer - Ir - Morir - Mover - Oír - Oler - Pedir - Poder - Poner - Querer - Resolver - Roer - Romper - Saber - Salir - Sentir - Ser - soñar - Tener - Traer - Valer - Venir - Ver - Volver.Este elemento que la tradición llama ablativo agente, al modo latino, tiene una estructura bimembre: relator y término.Algunos adverbios pueden funcionar como predicados dirigidos hacia un sujeto y junto a una cópula verbal («está divinamente»).En consecuencia, no puede decirse que «por este motivo» y expresiones semejantes sean verdaderos marcadores del discurso.Los marcadores del discurso se diferencian de las conjunciones en que no siempre se sitúan al principio del texto, sino que poseen una mayor movilidad, si bien muchos de ellos se sitúan allí obligatoriamente; por otra parte, no admiten negación, ni —entre sí— coordinación: *bueno y por tanto, aunque pueden coordinarse con sintagmas ubicados en inciso en el caso de que sean adverbios marcadores: «La cultura es además, y sobre todo, actualidad».Los sintagmas o grupos son constituyentes que pueden funcionar como argumentos sintácticos requeridos por el verbo u otros elementos predicativos.Cuando el artículo singular masculino es precedido por la preposición a o de se produce una contracción (al norte, salinidad del agua).Un sintagma nominal es un grupo de palabras que, desempeñando alguna función sintáctica, tiene por núcleo un sustantivo, nombre, pronombre o vocablo sustantivado.Ser se usa además para formar la voz pasiva de proceso: Las camas aún no han sido hechas.Además, estar se usa con cierta frecuencia para formar perífrasis verbales: El orden sintáctico más frecuente del español, en oraciones enunciativas sin focalización, es S+V+C (Sujeto, Verbo y Complementos), aunque la sintaxis no es muy rígida son posibles movimientos sintácticos que dan diferentes colocaciones que conllevan diferentes matices.Ese complemento suele aparecer en una posición adjunta al verbo (en el árbol sintáctico será un nodo hermano del núcleo verbal).
Estatua del gramático Antonio de Nebrija en la Biblioteca Nacional de Madrid , por Anselmo Nogués . En 1492, Nebrija fue el primer europeo en escribir una gramática de una lengua románica o neolatina, el español.
Retrato del gramático venezolano Andrés Bello por el pintor Raymond Monvoisin . Sus innovadoras ideas dieron un gran impulso al estudio de la lengua española.
Sede actual de la Real Academia Española en el barrio madrileño de Los Jerónimos. El edificio, construido para albergar a la Academia, fue inaugurado el 1 de abril de 1894.
Retrato del monarca medieval de Castilla Alfonso X el Sabio , primero en fijar una norma escrita para la lengua española y en utilizarla para documentos oficiales y obras científicas.
Frontispicio de la Grammatica nebrissensis .
Representación gráfica de los tiempos verbales del indicativo.